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viernes, 28 de enero de 2011

Star Wars Episodio VII: Siento una perturbación en la fuerza que te cagas

¡Qué suerte! Mira tú por donde voy a ser uno de esos privilegiados que se podrán jubilar a los 65 años con el 100% de la pensión siempre que, claro está, no me quede sin trabajo en los 25 años largos que me faltan, pueda pagar cada mes la cuota de autónomos, o no aumenten aún más la edad de jubilación, por poner algún ejemplo. Estoy que no quepo en mí de gozo. No se si enviarles a sus Señorías un ramo de flores o una granada de fragmentación con un lacito.

Y es que lo hermoso de la política es que a las 10 de la mañana  puedes jurar por la gloria de Snoopy que no vas a tocar las pensiones o que no hay crisis sino "desaceleración", o que eres de un chupiguay que se defeca la perra, y antes de la hora de comer decir todo lo contrario, llamarlo "ejercicio de responsabilidad" y quedarte más ancho que pancho. Y todo ello sin arrugarte los faldones de  la americana de Armani, mire usted.

Digámoslo clarito: estamos gobernados por profesionales de la demencia más extrema. Si las cosas van mal, es culpa del que vino antes, y si van bien es mérito propio. Si hay beneficios se capitalizan y si hay pérdidas se socializan. Se dialoga, pero si la parte contraria no está de acuerdo se ejerce el derecho de veto. Se predica la pluralidad pero no se te ocurra decir nada contrario al pensamiento único porque serás un facha. Se defecan en todo lo que huela a tradiciones o costumbres propias, pero hay que tragar con todo lo que venga de fuera en aras del multiculturalismo. Se puede ser delincuente profesional y tener una ficha policial del tamaño del soldadito de Nacho Vidal, pero ni se te ocurra dejar de pagar la hipoteca tras quedarte en el paro, porque el banco te birlará tu casa y tú seguirás  con la misma deuda y bajo un puente. Eso suponiendo que encuentres un puente libre.

Y mientras, ahí "eshtá, mireushté" el señor Rajoy como los búhos, con los ojos muy abiertos y fijándose mucho en la situación y suplicando a los dioses que ZP no se largue, no sea que le toque a él enmarronarse en  estas cosas tan desagradables de los "ajustes sociales" y todas esas guarradas que nos gustan a la plebe.

Y Felipe sentadito en Gas Natural, y "Ánsar" en Endesa. Mira tú que bien: así tenemos proveedores para las cámaras de gas y las sillas eléctricas, que digo yo que serían una receta eficaz para reducir el número de pensionistas,  y eso que se iba a ahorrar el estado. Claro que, ya puestos  a ser eficaces podrían homologar un sencillo dispositivo que conecte directamente el tubo de escape de los autobuses con el aire acondicionado, meter en ellos a los jubilados que se van con el Inserso a Benidorm, y ¡Ahorro que te crió!  Tengan en cuenta que al parecer la muerte por inhalación de CO2 es muy dulce. Eso sí, el dispositivo sería fabricado íntegramente con componentes reciclados y ecológicos, que no podemos olvidar que somos muy guays. Y naturalmente, los fabricaría un amiguete a cambio de jugosas comisiones.

Y voy a aprovechar que, de momento, y teóricamente, en un blog aún se puede decir lo que a uno salga de los mismísimos para enviar a sus señorías y señoríos, a los sindicaleros vendidos, a la manga de comemierdas. mediocres, pesebreros, peinabombillas, gafapastas, pseudoartistas, amiguetes, cagabandurrias, sobrinísimos, meachaneles, perroflautas ideológicos, feminazis, neoburguesillos de famobil, garrapatas de chiringuito, remedos de pseudoejecutivos engominados con sus propios mocos y demás subespecies  que pululan por este país, que se vayan a la soberanísima mierda no sin antes enviar un cordial saludo a la recontraputísima madre que los recontra mil puta parió (gracias Argentina, por vuestros insuperables insultos).

Todo ello, eso sí, desde el respeto, el diálogo y la cada vez más menguada tolerancia.

¡Que la fuerza nos acompañe, porque la dicha y el bienestar va a ser que no!


sábado, 22 de enero de 2011

Viaje al centro de la mierda

¡A la mierda! Es difícil encontrar una frase tan breve, tan  incompleta en sus formas y que a la vez exprese tan amplio fondo de deseos y emociones . Seres humanos, jefes, ideas,  políticos, aparatos electrónicos... todo es enviable directamente a la  mierda aunque sea en lo más profundo de nuestros más íntimos pensamientos. Y casi siempre sale gratis.  

Ese trabajo que tenemos que presentar mañana por la mañana, cuidadosamente presentado en Word, y cuando estamos a punto de terminar al Windows le sale de los ovarios que va a ser que no, y te planta un pantallazo azul que se funde el misterio:  entonces llega el inevitable ¡MIERDA!, así con mayúsculas. Si el trabajo era muy importante es común repetir la expresión  varias veces (por ejemplo: ¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!!!). Es importante que el último "mierda" denote una cierta desesperación. Opcionalmente se admite mandar a la mierda a Bill Gates y toda su descendencia. Los más violentos subrayan la expresión estrellando el teclado repetidamente  contra la mesa dejando, todo hay que decirlo, ambos elementos hechos una mierda. Eso sí: si se trata de un portátil la maniobra no es nada recomendable, aunque los informáticos de mierda nos pondremos muy contentos a la hora de hacer la factura. No vean lo que mola reconstruir un portátil a precio de sangre de unicornio...

Al hilo de esto último, recuerdo un cliente que trajo los restos mortales de su flamante portátil que le había "regalado" su banco explicando balbuceante que su mujer lo había estampado contra el suelo tras cabrearse con su hijo adolescente que no se despegaba del tuenti ni para ir a hacer aguas mayores. Pero no nos desviemos del asunto que nos ocupa...

El gran Fernando Fernán Gómez fue un acérrimo  valedor de la materia truñística. Todos recordamos a aquel anonadado lector al que envió a la mierda con billete sólo de ida eso sí, con trato de usted (¡Váyase usted a la mierda!). Qué mala leche tenía, pero ¡Qué grande!

¡Qué término tan polivalente! Si alguien está cansado, "está hecho una mierda", expresión que lo mismo es aplicable al estado de un piso de estudiantes, al país, o el estado de tu coche cuando más lo necesitas: 

.-Entonces, ¿El motor tiene arreglo?
.-Pues tiene usted descompensada la embocadura de la trócola y habría que recalibrar el enjuñe de admisión del turbo no sea el demonio que se vaya a sulfatar la junta del enfosque y no le pase la ITV por la cosa de las emisiones de humos.
.-¿Cómo dice?
.-¡Que está hecho una mierda!
.-¡Jo, qué mierda!

La mierda es un elemento que tiende a enfatizar  todo aquello que le acompaña. A un amigo, por ejemplo,  puedes decirle que es un cabrón y echar unas risas,  pero si le dices que es un "Cabrón de mierda" ahí ya hay mal rollito y lo mismo puede suponer un cierto  menoscabo para la amistad o incluso para la dentadura del más desprevenido de los dos. El orden también es relevante. Todo el mundo sabe que no es lo mismo  ser "una mierda de político" que "un político de mierda".  Ambos se ganan bien la vida, pero el segundo es bastante más peligroso porque es buen profesional. Maticemos, amiguitos.

Afortunadamente, la naturaleza es sabia  y ante un mundo tan lleno de mierda ha generado una legión de comemierdas  (fantástica palabra que en Cuba se dice "comemieldas") que mantiene el ecosistema más o menos estable. Debe de ser por la cosa del Ying y el Yang, que más o menos viene a decir que  lo que sube baja y lo que lo que entra sale, cosa por cierto muy relacionada con el tema de hoy. Y es que el equilibrio es muy importante y por eso hay que comer mucha fibra según el ínclito doctor All Bran, catedrático de truñología de la Universidad de Kellog's. 

La literatura también está plagada de referencias al escatológico elemento: recordemos al coronel que no tenía quien le escribiera, que a la desesperada pregunta de su desnutrida y asmática esposa de qué comerían respondió: "Comeremos mierda" (gran idea ante la crisis galopante) o la sublime "Historia de la mierda" de Dominique Laporte, libro de obligada lectura que descubrí en mis gloriosos tiempos de estudiante universitario. 

Tal vez alguien se esté preguntando el porqué de tan amplias referencias a las heces en general. Lo confieso: hoy  al salir de trabajar venía oyendo en la radio la noticia de una nueva empresa online llamada "Cacas a domicilio" que, como podrán adivinar le ha dado una vuelta de tuerca al concepto de "mandar a la mierda" decidiendo que es mucho más rentable mandar la mierda directamente a nuestro destinatario favorito. No es coña: por menos de 10 euretes usted podrá enviar a quien desee una ración de auténticos excrementos de vaca o caballo para manifestarle sus sentimientos de forma real, tangible y olfateable. Y debo reconocer que tras oir algo así, el mundo me parece un lugar mejor. También tienen camisetas, tazas, y cacas de mentira.  Mola incluso el logo de la empresa, que es un truñito sonriente. Suerte a estos emprendedores, que al igual que nuestra clase política han decidido hacer de la mierda un negocio, pero jugándose sus propios cuartos.

Por eso, y utilizando la socorrida frase del mundo teatral y operístico, les deseo de todo corazón ¡¡Mucha mierda!!!





viernes, 14 de enero de 2011

El angelito de los sueños 2.0

Es curioso que casi todos los entes más o menos humanos pasemos antes o después por esa infernal etapa de terrores nocturnos infantiles. Recuerdo que cuando tenía unos cinco o seis años, cada noche soñaba con gente que tenía el mismo aspecto que los negativos de las fotos que, todo hay que decirlo, para mí era una cosa de mucho acojonar. Y encima los muy pendejos se movían como a cámara lenta, y yo a cámara aún más lenta, lo cual me dejaba con menos posibilidades de supervivencia que un vendedor de tangas en una comunidad Amish.   Supongo que es lo que tiene nacer en plena era de la fotografía analógica. Imagino que de haber nacido en 2005 hoy soñaría con abominables engendros con careto de micro SD y criaturas del Averno con los genitales en forma de Memory Stick de 4 gigas.

-¡Mamáaa! ¡Que me come una tarjeta SD!
-¡Tranquilo hijo!, formatéala, y ponle la pestaña en modo de sólo lectura. Ea, ea, ea......

Así tiene pesadillas cualquiera. Es como si tus enemigos funcionasen en Windows: un simple collejón en mitad del escritorio, y aprovechas para huir mientras se reinician.

Mi hijo mayor, sin embargo, soñó que le comía una letra "B" el mismo día que le dí sus primeras nociones de MS-DOS. Aquí se aprecia una clara evolución tecnológica. Verídico.

En mi caso, recuerdo que mi madre me compró con todo el amor del mundo un "angelito de los sueños" que básicamente era una lucecilla mortecina de color verdoso con la silueta de un angelito dibujada en color dorado. Es el día de hoy que me acuerdo de aquella invención del maligno y aún se me erizan los pelillos de la chepa. Y es que no he conseguido comprender qué clase de degenerado mental puede diseñar un objeto tan desasosegante, cuya función principal se supone que debería ser tranquilizar y velar los sueños de un niño.

El caso es que era enchufar aquello y apagar la luz, y toda la habitación se veía envuelta en un resplandor verdoso y titilante que convertía en una pesadilla cuantos objetos habitaban en ella. A nadie se le ocurriría pensar que un clic de Famobil o un Geyperman pueda suponer una amenaza. Falso. En esas condiciones lumínicas,  el diabólico flequillo de un clic bombero  haría huir al mismísimo Chuck Norris perdiendo los intestinos por el camino.



Imagino que a día de hoy el diseñador de aquella abominación será en el mejor de los casos un hombre muy mayor al que francamente le regalaría un braguero sado con los pinchos hacia dentro. Quid pro quo, colega...

Actualmente mi hija pequeña está pasando por su fase de terrores nocturnos. La diferencia es que ella tiene un angelito de los sueños con forma de luna y estrellita de colorinos con tecnología LED que le da a la habitación un ambiente cromático de lo más tecnológico-molón. Y todo ello con unos módicos 0,2 W de consumo

Y es que al igual que las penas con pan,  las pesadillas con tecnología LED son mucho más llevaderas.


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PD:  tras cuatro meses de andadura, quiero agradecer a todos  los visitantes de este blog el tiempo que dedican a su lectura. Me cuesta trabajo creer que alguien se moleste en leer esta cosa que empezó siendo una especie de engendro  terapéutico...  Así es que, amigos lectores de España, USA, Mexico, Colombia, Perú, Argentina, Chile, ¡China!, Reino Unido, Alemania, Francia, Eslovenia, etc.... ¡Felices y luminosos sueños LED!.

viernes, 7 de enero de 2011

El bucle infinito, el bucle infinito, el bucle infinito...

Enero: año nuevo, libro nuevo. Me encanta ese olor indescriptible que despiden las páginas recién estrenadas, preludio de una historia mágica llena de emoción, de novedades, de sorpresas... a partir del capítulo primero ya no hay vuelta atrás. La emoción me embarga.

Febrero: los primeros capítulos no están mal. Puede que por fin esta sea la historia que buscaba. Estoy lleno de una esperanzada ilusión. Siento un cosquilleo en el estómago. El olor ya no es tan intenso como el primer día, pero ¡Qué bien huele la tinta!

Marzo:  la lectura va bien, aunque el ritmo ya no es el de antes. La trama no es tan buena como esperaba pero seguro que en cualquier momento la cosa se pone emocionante. Me gusta ver mi libro sobre la mesita. Algunas hojas ya están un poco sobadas, pero bueno...

Abril:  algunas veces me tengo que forzar  un poco para seguir leyendo. Creo que la historia ya me empieza a irritar un poco, pero seguro que es cosa del cansancio. Debo centrarme.

Mayo: esta mierda ya me tiene harto. Es ver la portada y me entra el desasosiego. Lo tengo que guardar en el cajón de la mesita porque el olor me asquea un poco y no me deja dormir bien. ¡Que carajo le pondrán a la tinta! Tal vez sea la primavera que me afecta un poco.  Me hago firme propósito de llegar hasta el último capítulo. Lo juro.

Junio: ya ni siquiera se donde coño está la mierda del marcapáginas. Cada vez que termino de leer marco la página de este panfleto infecto con un escupitajo. Menos mal que queda poco para las vacaciones...

Julio:  a causa de los escupitajos ya no es posible abrir ninguna de las páginas que  llevo leídas, pero no me importa. ¿Quién quiere volver las vista atrás? Cuando acabe con este infame libelo se va directo al cubo de la basura. Como tenía dudas ecológicas he llamado a Greenpeace y me han dicho que debo depositarlo en el contenedor de residuos orgánicos en lugar de en el contenedor azul. Tal vez mis múltiples referencias escatológicas hayan tenido algo que ver. El tío de Greenpeace me ha preguntado si me encontraba bien, el muy capullo.

Agosto:  hoy comienzo mis vacaciones. En torno al libro ya empiezan a revolotear las moscas y algunos insectos reptadores que no he podido identificar. La mancha de pizza en la portada debe tener bastante que ver. A la vuelta de vacaciones lo limpio y sigo con la lectura. Lo juro

Septiembre: al tratar de sacar la mancha de mozzarela y anchoa de la portada se ha corrido toda la tinta. Ahora parece un cuadro de Barceló pero con olor a Frutti di Mare. Mi novia me ha dado un ultimátum: el libro o ella. Le he contestado con los ojos desorbitados que pensándolo fríamente el libro me lleva jodiendo salvajemente nueve meses, y que ante semejante cantidad de sexo no tengo dudas. Creo que no ha sido buena idea. Ahora tengo un importante derrame en un ojo y mis gafas siguen sin aparecer por ninguna parte.  Me he ido a ver a Afflelou y me ha regalado un segundo par de gafas por sólo un euro más. Debe de ser que es gilipollas

Octubre: soy un gilipollas. Las segundas gafas de Afflelou resultaron ser un asco. No debería haber pagado más de 50 céntimos. Ya se me ha escojonado una patilla y el cristal derecho tiene más rayas que el lavabo de un after. Además hoy comenzaban mis sesiones de psicoterapia con el doctor Fernando Polleti, un argentino eminente que me ha recomendado mi exnovia. Después de una hora abriendo las puertas de mi alma, el portero me ha dicho que el loquero es en el 2º derecha. Debería haberme dado cuenta de que estaba tumbado en el descansillo y  de que no era normal que el tío llevara un mono azul,  un mocho mugriento y un palillo entre los dientes. He llamado al doctor y me ha reprendido fuertemente por mi falta de seriedad al no presentarme a la sesión. También me ha dicho que le debo 200 del ala.


Noviembre: he mandado al pedo al terapeuta argentino, que  resultó ser un pelotudo de mierda. 2000 euros al cuerno y no he avanzado ni un sólo capítulo por comerme la bola con las huevadas de ese guacho ¡La recontraputa madre que lo parió al boludo de mieeeeeeerda!

Diciembre: aprovechando los días libres he conseguido terminar de leer este engendro del maligno yo solito. Al final no ha sido para tanto. Me quedo con los buenos momentos de la historia, que aunque son pocos, merecen la pena ser recordados. Es Navidad y me siento ilusionado porque el año próximo seguro que mi libro será mucho, pero mucho mejor.

Donde va a parar...