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sábado, 31 de enero de 2015

Las sectas del Facebook y otras alucinaciones


Lo mismo que Antonio Machín tiene una debilidad,  o Marta tiene un marcapasos, un servidor tiene una teoría: mayormente porque cada uno tiene lo que le da la gana, o en su defecto lo que decida la autoridad competente. La cosa es tener.


Sí, amiguitos de la fauna ibérica: después de interminables instantes de estudio, puedo afirmar sin rubor alguno que en general  el Facebook no es sino  un nido de sectas donde cada cual elige sin saberlo la que le da la gana para mostrarse al mundo. Esto es tal que así

Una secta, como todo el mundo sabe, es un concepto que puede referirse a varias cosas:



1.-Lo que viene después de la quinta y antes de la séptima

2.-Esporocarpos, o cuerpos fructíferos, de un conjunto de hongos pluricelulares (basidiomicetos) que incluye muchas especies tales como el champiñón y que están muy buenas al ajillo. Las buenas hasta son alucinógenas y todo.



3.-Conjunto de seguidores a ultranza de una determinada doctrina o pauta de comportamiento. La que sea.

Dicho esto, quede claro que nos vamos a referir a la tercera acepción del término.
Atendiendo a este concepto, podemos catalogar las diferentes sectas básicas atendiendo al perfil de usuario, que suelen pulular por la cosa del Facebook: 

1.- El chupiguay que lo flipas en Dolby Surround:

Básicamente se trata de un ente asquerosamente positivo que piensa que la vida es un perpetuo orgasmo y todo es chachipiruli. Normalmente siempre  publica foticas guays de cosas tirando a moñas y jartibles. Por las mañanas, en lugar de levantarse como cualquier persona normal con el Kit de Humanidad Estándar de la Señorita Pepis - que incluye de serie legañas, exceso de bilis, dolor de riñoñada, halitosis y mala baba, o sea, lo normal en el ser humano medio- se levanta ultrapositivo de la muerte y deseándole al mundo sin anestesia ni nada aberraciones que joden muchísimo a las siete y media de la mañana,  tales como  "Hoy es el primer día del resto de tu vida" , o "¡¡Haciendo running al amanecer!!!. #IFeelGoodQueTeCagas"  Algunos, en el colmo de la perversión incluso dicen cosas como "¡¡Buenos días mundo!!!", que eso ya es intolerable. Y como es lunes, hace frío,  te acabas de levantar, llevas las zapatillas todas descalcañadas y cambiadas de pie, y tu mayor meta en la vida en esos momentos  es conseguir dar con la puerta del baño, pues te sientes molesto y te preguntas si el ente en cuestión no tiene ácido úrico, colon irritable, triglicéridos, colesterol del chungo, hemorroides, ojo vago, hipoteca, la tensión alta o algo.

Lo cierto es que en el fondo los de esta secta  te dan una envidia que te pasas y por tanto son enemigos a exterminar. Y lo sabes.

2.- El negativo que te defecas por la pata abajo:

Como tiene que haber de todo en la viña del Señor, el miembro medio de esta secta es todo lo contrario. Todo es una mierda pinchada en un palo- en la lengua de Shakespeare y de los Aznar, "a fucking shit pinched in a pal"- o una conspiranoia permanente. Da igual lo que sea: si es porque es, y si no es porque no es.  La cosa es que jamás de los jamases -never ever- algo puede estar ni medianamente bien. Es el tipo de ejemplar que si lee en la prensa que se avecina una ciclogénesis explosiva del copón y que tengas cuidadín si vas a salir a la carretera, opina que "toda la vida ha hecho mal tiempo y sois unos asquerosos alarmistas al servicio del poder" o si la prensa no dice nada y llueve un poco fuerte se queja de que "los perros al servicio del poder no han avisado a la ciudadanía de esta infamante ciclogénesis".  La cosa es dar por el orto.

3.- El ultratalibán del activismo

Se trata de activistas que desarrollan una activa actividad de activismo activo y centran todas sus horas y todos y cada uno de sus esfuerzos en demostrarte a toda costa a través del Facebook que eres un insolidario inconsciente de mierda en todas las materias y por tanto no les dejas más remedio que concienciarte porque eres un zoquete. Aquí hay de todo: talibanes políticos, de la alimentación, de la ecología, o de los Sugus de piña... Se suelen gastar una cierta mala hostia -a certain bad water- y lógicamente no puedes llevarles la contraria jamás. Normal, porque como queda dicho, eres un insolidario inconsciente de mierda y por tanto te callas.

Lo peor de este tipo de usuarios es que, a veces, hasta tienen razón y todo.

4.-El hooligan del balompié

Jamás publican nada de nada, excepto en día de partido y exclusivamente para dedicarle toda suerte de exabruptos y desearle todo tipo de sufrimientos, plagas y hemorroides al otro equipo.  Ya está. 

5.-El jugón profesional

Suelen afirmar que nunca usan el Facebook, pero curiosamente a cualquier hora del día te llegan publicaciones suyas invitándote a jugar al Big Ojete Crush Saga, o con mensajes indescifrables como "¡Conchi acaba de ganar diez  Loving Powers de nivel 45 en Fucking Mistery Adventure!"

Hay quien cree que afirman este tipo de cosas a causa del efecto de las drogas y los psicofármacos en general.


6.-El reportero de sí mismo  

Este tipo de usuario tiene firmado un contrato con Facebook que le obliga a contar todas las cosas que hace a lo largo del día. No puede pasar más de 3 minutos sin contar lo que está haciendo,  porque de lo contrario morirá un gatito. Y la cosa no queda ahí: además provoca víctimas colaterales porque también dice con quién.  Sus frases favoritas son: "Haciendo pis Yo sola, jajajaja #MeMeoToa""Tomándome un cafelito con Puri Fernández, jajajaja #La PuriEstáViejuna",  "Aquí, sufriendo en el gym con Engracia Alonso jajajaja #LaEngraciaTieneLorzas", "Tomándome una cervecita con Manuel Retuerta jajajajaj #CervecitaFresquita #ElManuEsAlcohólico" , "Aquí, comprando Tampax y un mandil en los chinos con la Mary, que llevaba pantalones blancos, le ha pillado la regla en plena Gran Vía y parece la bandera de Japón, jajajajaja #LaMaryEstáEnEsosDíasDelMes" y así... 

7.-El indescifrable

Normalmente escribe como el orto, usa los signos de puntuación como si fueran gratis, y no acaba de hilvanar del todo las ideas que pretende expresar, pero el caso es que no tienes del todo claro si te está vacilando, le falla el autocorrector del móvil, o es que es así realmente. O todo ello junto. Por ejemplo, alguien comparte en el Facebook una noticia que dice: "Alerta naranja por lluvia, viento y nieve" y  contesta cosas como "Balla. monja, duraque bamos ha coguer,,,,,¡HIPOTENUSA EH?:GAGAGAGAGAGA!.. meparto,.,que-descogone.manzana,tablon,monaguillo"

8.-El profundo-trascendental

Viene a ser como el anterior pero escribiendo bien, aunque igualmente no se le entiende un carajo. Para decir que tiene estreñimiento, va y pone en su estado cosas como: "En ocasiones percibo que las trabas interiores no me permiten exorcizar mis propios demonios y expulsarlos al oscuro Hades del que jamás habrán de salir. Y sin embargo se empecinan en habitar mi ser, atormentando mis días y haciendo eternas mis noches ..."
Ni que decir tiene que no es conveniente fiarse nunca de gente que da tantas vueltas para decir que está que no caga.


Que no digo yo que estén todas las sectas que son-que haberlas haylas- pero doy fe de que son todas las que están. Y les dejo hasta la próxima, porque el Gran Líder me reclama para no sé qué de celebrar con un sacrificio humano que ha alcanzado el nivel 256 en el  Big Ojete Crush Saga. ¡Qué nervios!






sábado, 24 de enero de 2015

Juicios, letrados y otras cosas molonas


Desde los albores de la humanidad - que es una expresión fina para referirse a tiempos incluso anteriores a cuando Marujita Díaz era zagala o Franco cabo furriel- los seres humanos han tenido conflictos, desencuentros y desavenencias varias que había que resolver de alguna manera. Preferentemente y siempre que fuera posible, con sangre y violencia, que siempre mola más y te quedas más a gusto. Si, por ejemplo, a un despreocupado homínido que por no tener no tenía ni hipoteca, ni Euribor, ni preferentes ni nada - que hay que ser "pringao"- se le ocurría robarle el mamut al de la tribu de al lado, la lógica y la decencia dictaban que el perjudicado le sacase los intestinos e higadillos internos en una delicada operación con hacha de sílex de por medio sin anestesia ni nada, y todos tan amigos. Y en ese mismo momento, se inventó a lo tonto el concepto de "justicia".  El símbolo de la justicia es una señora ciega con una balanza y una espada, porque lo de la espada acojona mucho como queriendo decir que mariconadas las justas. Lógicamente, si en lugar de una espada la señora en cuestión llevase un palo de hacer selfies, impondría menos respeto. Está todo "pensao"...

El ser humano, a lo largo de la historia, fue currándose una serie de tochos legales, como por ejemplo el código de Hammurabi que venía a decir que si mangabas algo te cortaban la mano, o si pecabas de onanismo también te cortaban la mano  por guarro. Luego ya vino Justiniano, que era un emperador romano del mismo centro de Roma- bueno, del centro, centro, no, pero da igual- que como trabajaba para Telecinco  (en latín Tele V), y tenía el listón muy bajo,  se inventó el Código de Justiniano porque para qué iba a molestarse en buscar un nombre más elaborado.


Hay quien dice que además de ciega, la señora en cuestión tenía otras discapacidades sensoriales tales como la sordera, pero como esto no sale en la  Wikipedia ni en el Sálvame Deluxe, se queda en una mera suposición.

La justicia es una cosa de pura lógica que suele funcionar según un esquema muy sencillo:


A) Tienes posibles, los amiguetes adecuados, la cagas y te pillan: te afean la conducta por malo y te obligan cruelmente a prometer que no lo vas a hacer más, como mínimo hasta la próxima vez que lo hagas.

B) No tienes posibles ni los amiguetes adecuados, la cagas y te pillan:  la cagaste

C) No tienes posibles ni los amiguetes adecuados y hay ciertas sospechas de que tal vez, con carácter de presunción,  la hayas podido cagar y te pillan: la cagaste


En todos los casos mencionados, es posible que termines teniendo que ir a un tribunal de justicia, que es un sitio muy serio con columnas  como las de los romanos,  y mesas de madera gorda que no son de Ikea en el que hay unos señores y señoras que se llaman jueces y van vestidos con una túnica como la de Demis Roussos pero muy sosa, negra y sin estampados ni nada, y por eso se llama "toga" y no túnica. Los jueces dicen cosas en latín, como por ejemplo Ad litem, o In dubio pro reo, que nadie sabe muy bien lo que quieren decir, pero marcan paquete que lo flipas. A veces también dicen  cosas en castellano, pero de modo que no se entiendan. Por ejemplo,  para decir "Te ví a meter un paquete que te se van a salir los ojos por el corvejón" usan expresiones tales como: "Vista la demanda rectora de la presente litis y en virtud de la facultad contemplada en el artículo 125.6 in fine de la Ley Intersticial de Procedimiento Procesal, resuelvo condenar al acusado a  la pena de prisión menor de un año, un día, dos horas, veinticinco minutos, seis segundos y  treinta Newtons por metro cuadrado, sin perjuicio de las acciones a las que en derecho hubiere lugar".

A esto último, curiosamente, se le llama "Fallo". Que desde la ignorancia puede parecer que tiene huevecillos la cosa, pero te callas y si no "hubieras estudiao" ¡Ignorante!

Luego, si la cosa que se juzga es muy gorda están los fiscales, que son a los tribunales lo que a los colegios el acusica, y normalmente son los que te señalan con el dedo por malo malote y por malandro cabrón. Hay una excepción a esta regla en algunos casos,  siempre y cuando seas lo bastante molón o si, por ejemplo, te llamas Cristina (esto es  un mero ejemplo casual y sin mala intención alguna).

Normalmente, antes de ir al juzgado tienes que nombrar abogado, que es un ente que sabe mucho de la cosa de las leyes. A los abogados también se les llama letrados porque saben mucha letra. Los abogados se caracterizan porque trabajan en unos sitios que se llaman  "Bufete" y tienen unas estanterías con libros gordos, como el de Petete, o los de El  Señor de los Anillos" pero a lo bestia. 

Hay dos tipos de abogados. A saber:

A) El abogado de la acusación: es el que le dice al juez que un señor muy malo te agredió salvajemente sacándote un ojo con una cucharilla de café con agravante de menoscabo de la visión estereoscópica.

B) El abogado de la defensa; es el que le dice al juez que su cliente ha sido agredido  salvajemente con tu globo ocular provocando graves daños en su cucharilla de café con la agravante de café con leche con disolución parcial de azúcar.

Al conjunto de la defensa y la acusación se le conoce como "las partes", que le son asignadas a un determinado juez que a su vez emite su fallo. Es decir, que a un determinado juez le tocan las partes y luego falla, cosa que por otra parte es de lo más normal.

En España, para poder ir al juzgado hay que pagar una cosa muy justa que se llama "tasas judiciales" que consiste en demostrar que te puedes pagar el acceso a la justicia porque de lo contrario querrá decir que no te puedes pagar la justicia que, como todo el mundo sabe, es gratuita. Esto es así y nos define estupendamente. En caso de discrepancia, es tan sencillo como pagar las tasas judiciales y asunto resuelto. Para todo lo demás, Mastercard. Y a veces, en el supuesto de que quieras salir del talego, la justicia te puede ofrecer salir bajo fianza, que quiere decir que si te lo puedes pagar, se fían de tí y, si no, pues no se fían porque eres un lumpen de la peor especie. Normal.

La cosa de la justicia recae sobre el llamado "Poder judicial", que es totalmente  independiente del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo. Excepto cuando despiertas y te caes de la cama. Es lo que se llama "separación de poderes" según un señor francés que se llamaba Montesquieu, cosa lógica siendo francés, porque si hubiera sido español se llamaría Gutiérrez y no sería de París, sino de Algete o de Morón de la Frontera.

En definitiva, la cosa es que uno no sabe si recurrir a la justicia ordinaria o darse a las hachas de sílex, que no saben de latín ni de otra cosa, porque ser hacha es lo que tiene. Pero en lo de sacarle las tripas al contrario no tienen rival y quedar, lo que se dice quedar, te quedas de lo más  a gusto.

Y en virtud de lo establecido en la legislación vigente y sin menoscabo de las acciones a las que en derecho hubiere lugar, por el poder de Greyskool y Mister Proper les emplazo hasta el próximo fallo, no vaya a ser que Sansejodió caiga en jueves.

Comuníquese a las partes.



sábado, 17 de enero de 2015

Je suis Palomeque


Mi nombre es Airmail Palomeque y soy básicamente imbécil. Es una característica que me acompaña desde la más tierna infancia, en aquellos lejanos  días en los que yo era un recién nacido y mis padres, que de imaginación iban algo justos,  buscaban desesperadamente un nombre que ponerme. Como yo ya tenía dieciocho meses, y la policía y el juez empezaban a presionarlos para que me pusieran algún nombre legal,  mi padre me había inscrito temporalmente en el registro civil como "Nene Número Dos".   Pero una mañana de enero,  recibieron una carta de mi tío Argimiro, que había emigrado a América -más concretamente a la del norte- veinte años atrás. Y fue justo en aquella carta procedente de tierras lejanas, y más en particular en su sobre, donde hallaron la solución a su escasa imaginación para la cosa de los nombres filiales: Air Mail. Al menos tuve más suerte que mi hermana mayor,  All Bran Palomeque, -anteriormente conocida como "Nena Número Uno"- que tuvo la desgracia de nacer en la época en que mis padres padecían de estreñimiento pertinaz.

Mis padres, que seguían rigurosamente las tradiciones familiares y por tanto eran unos perfectos imbéciles, emocionados ante el hallazgo, olvidaron abrir la carta y la tiraron directamente a la basura -aunque de todos modos nunca habían sido mucho de leer ni cartas ni otra cosa más allá del bote del champú cuando el All Bran obraba su milagroso efecto-. El tío Argimiro murió años más tarde perplejo y  sin saber por qué extraña razón mis padres no habían cobrado nunca aquel cheque de 50.000 dólares que les había enviado al nacer yo. 

Ya en el colegio, mi nivel de imbecilidad alcanzaba cotas épicas. En el recreo, repartía entre los matones de clase la carta de bocadillos para que eligiesen cual quitarme, y se conoce que eso le quita emoción al asunto y no se molestaban en hacerme bullying ni nada. Aquello frustró muchísimo a mi madre, que todas las mañanas me preparaba con gran ilusión mis dieciséis bocadillos. 

Con las chicas tampoco tenía mucha suerte y nunca conseguí que ninguna se interesase por mi colección de cerumen de oreja ni por las bufandas que me tejía con la pelusilla del ombligo. A las chicas no hay quien las entienda. Incluso aunque no seas imbécil ni nada.
Pero no todo eran desgracias.  Cuando estaba en quinto curso, profesores y alumnos me dieron por unanimidad el Premio al Imbécil del año, galardón que se sumaba al Premio al Imbécil Revelación que me habían concedido en el parvulario. Mi familia se puso muy contenta  pero lamentablemente no pudimos recibir el galardón porque al ir a recogerlo nos equivocamos de colegio, de ciudad y de día. Mi padre le echó la culpa al GPS. Años más tarde me dí cuenta de que el GPS no se había inventado aún por aquel entonces. Y es que mi padre, además de imbécil, era un visionario.

Llegaron los años de la universidad, por la que pasé sin pena ni Gloria (a Gloria tampoco le gustaron mi colección de cerumen ni mis bufandas de pelusilla y dejó la carrera y el país a los tres días). Fueron años muy confusos porque yo me había matriculado en Derecho pero siempre me equivocaba e iba la facultad de Fisioterapia, que me pillaba más cerca. Al terminar la carrera abrí mi propio bufete. Perdía todos los juicios pero, eso sí,  mis clientes nunca tenían contracturas ni nada. 

Pero pasados los años, llegó a mi vida la herramienta definitiva que me permitió mostrarle al mundo mi imbecilidad en todo su esplendor: Internet.

Lo primero que hice fue contratar una conexión a Internet de las buenas a la  que al principio no le sacaba mucho partido porque no tenía ordenador ni nada, pero todo cambió al comprar mi primer portátil. A los dos meses ya tenía un dominio considerable y conseguí sacarlo de la caja yo solo. No obstante no pude arrancarlo hasta la primavera siguiente porque no encontraba el pedal del embrague ni el contacto. Pero los señores de la tienda fueron muy amables y finalmente mandaron a un técnico a mi casa para instalarlo y darme un curso de unas horas para enseñarme las cosas más básicas. Durante aquellos meses entablé una amistad entrañable con el técnico, que había terminado por instalarse en mi casa y se había hecho adicto a los psicofármacos por vía oral, rectal y parenteral. 

Por fin, me vi con mi cuenta de Facebook, Twitter e Instagram y comprendí el poder que todo aquello me daba.


Y ahora, por fin, puedo hacer cosas molonas como participar en sorteos de 300 Smartphones y 250 fajos de billetes (que lógicamente no se pueden vender porque han sido abiertos) con sólo dar mi número de tarjeta de crédito y mi PIN, hacerme selfies con la escobilla del WC, opinar de política, de papiroflexia, de física cuántica o de lo que se me cante,  a cualquier hora del día y sin necesidad de tener ni repajolera idea de nada. ¡Y es fantástico porque lo mejor de todo es que se me nota muchísimo! Y si la cosa se pone fea y alguien me afea la conducta o rebate mis argumentos, evito quedar como Cagancho en Almagro colgando cualquier cita filosófica de Paulo Coelho, o de quien sea, como por ejemplo Amar es no tener que decir nunca "No me pises lo fregao",  o "Dale a tu prójimo las gracias por estar ahí porque si no estaría aquí"  que siempre da mucho juego y uno queda bien como si hubiera leído algo de Paulo Coelho. O de alguien.


Y es que nosotros los Palomeque  somos a la imbecilidad lo que Paco de Lucía a la guitarra o lo que Paquirrín a tocarse la entrepierna a dos manos: unos auténticos virtuosos. 

Porque como dijo Paulo Coelho: "Todos llevamos un Palomeque en algún recóndito rincón del alma, y algunos incluso a jornada completa". 


¡Qué bonito!