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sábado, 27 de diciembre de 2014

Orcos, elfos, y otras historias de Hispaniendor

El vasto reino de Hispaniendor vivía tiempos de zozobra, cosa por otra parte muy habitual en su dilatada historia. Por tanto, podía decirse que nada nuevo había bajo la cegadora luz del Monte del Destino, cuya luz no era ya tan cegadora en realidad a causa de los recortes y de la carestía de la lava, en manos de las malvadas hordas de Endeser, Iberdrolon, Gasnaturalion y otras fuerzas oscuras. El hecho de que la luz estuviera en manos de fuerzas oscuras, y las legañas en ojos sin pestañas, era muy propio de la idiosincrasia de Hispaniendor y explicaba en buena parte su historia pretérita y reciente.

Enanos, elfos, hipsters, adoradores de Apple y  otras tribus que  conformaban los pueblos libres de Hispaniendor, estaban enfrentados entre sí tras años de sufrir y alentar a partes iguales las artes de los gobernadores Felipender de Gonzelor, Aznarion de Abdominalia , Zetaperion de Buenhendor, Marianender de Rajhoyl y los señores oscuros a los que servían. Los pueblos libres de Hispaniendor se enzarzaban en interminables luchas intestinas  a través de las redes mágicas de Pheisbukhon y Tuitendarl  que llegaban a todo el reino, mientras el trono seguía ocupado por la dinastía de Borbin, que entre cacería y cacería de huargos se dedicaba a reinar y a visitar sitios, que era lo suyo.

Muchas cosas habían sucedido en Hispaniendor desde la desaparición del malvado Franquelor y su cuerda mágica, de la que contaban las crónicas que una vez atada no había hijo de elfo que la desatara. Incluso había quien afirmaba que tampoco había quien la desatase, pero eso amigos, ya es otra historia.


 Las luchas se multiplicaban por doquier. Los muros de Hispaniendor se resquebrajaban mientras el gobernador Marianender centraba denodadamente todos sus esfuerzos en no hacer nada, con ocasionales mensajes a su pueblo a través de su plasmatron mágico.  Al igual que su antecesor Zetaperion, el gobernador Marianender  había recibido un duro correctivo desde los Reinos del Norte gobernados por la malvada Merkelia, y desde entonces no había vuelto a ser el mismo que decía ser. Sus  allegados afirmaban que incluso había dejado de fumar la hierba de La Comarca que tanto le gustaba, mientras que sus más acérrimos detractores opinaban precisamente que fumaba demasiada hierba, a la vista de su última aparición en el solsticio de invierno a través de su plasmatron mágico, donde anunciaba que la vuelta al esplendor de Hispaniendor estaba cerca.

A Marianender le crecían los enanos y los orcos por doquier, y ya no sabía si atender a levante, donde el insurgente Mas de Barretin, que iba a lo suyo, se alzaba en armas unos días más que otros, o a sus deudos de la Comunidad de Valentior, que a duras penas tapaban sus vergüenzas a la sombra de los majestuosos palacios encargados al mago Calatravion, que tenía el precioso don de convertir el oro en derrumbes y ruinas. Igual ocurría en su propia casa, donde mágicos pliegues de papiro repletos de monedas élficas circulaban sigilosos sin que nadie advirtiera su presencia ni su destino gracias a las artes de Mangalf de Barcenor, que finalmente había sido encerrado en las confortables mazmorras de la fortaleza de  Sothion de Realender junto a algunas antaño señaladas figuras del reino como Isabella de Panthojer cuya voz se apagaba a causa del malvado recaudador de impuestos Christobal de Monthor, siempre sediento de riquezas.

Al sur del reino el panorama no era más alentador. Los escándalos se amontonaban en océanos de oro arrebatado durante décadas por la aristocracia local, casi todos ellos discípulos aventajados de grandes magos como Rhobar de Lhasakka, y Chuppar del Bhote,  pero curiosamente nadie rodeaba el Palacio de Santhelmer, sede del poder del Sur desde hacía décadas, clamando justicia y la devolución del oro sustraído porque Hispaniender es así.

Además, Marianender y su rival y aspirante a gobernador del reino, Pethros de Sanchelor, se inquietaban ante el avance de Phablos de Iklesiaster y sus ejércitos, de los que se contaba que habían recuperado la antigua fórmula de la Pócima de los Druidas de Fründhelor, azote de los enemigos de los Pueblos Libres de Hispaniendor y tormento de los esbirros de Fachendor y del poder corrupto, cuyos efectos impedían que la casta gobernante pudiera permanecer por más tiempo a la cabeza de Hispaniendor: No obstante, Phablos de Iklesiaster prefería llamar a la pócima Champú Anticasta, porque ante todo hay que ir con los tiempos y dar mensajes de limpieza y frescor.


Y así, queridos elfos, enanos, hipsters, adoradores de Apple y tribus de los pueblos libres de Hispaniendor, este humilde narrador se despide hasta que la ocasión sea propicia, los dioses lo permitan, o nos encontremos haciendo churrasco de Troll en las faldas del Monte del Destino. Y ya que  Lhoterion no nos ha colmado de riquezas, que al menos las dádivas de Jhamon de Jhabugo alimenten nuestro ser, los caldos de Rhiojon calmen nuestra sed y las dulces notas de Thurron , Mazhapan y demás deidades nos den fuerzas.

Que falta hace...




sábado, 8 de noviembre de 2014

Otoño y otras estaciones de difícil rima

Hay cosas que son como son y una de ellas es que, como todo el mundo sabe, el otoño y las demás estaciones llegan cuando lo diga El Corte Inglés. Y punto. 

-Oiga, que ya sé que es octubre y eso, pero es que de la misma caló que jase me sobran hasta el tanga y las chanclas y...

-¡HE DICHO QUE YA ES OTOÑO Y TE VAS A PONER ESTAS ESTILOSAS BOTAS DE INSPIRACIÓN CAZADORA, ESTE IDEAL  FOULARD ESTAMPADO EN FLORES NEGRAS Y ESTA PARKA MONÍSIMA, ANTISISTEMA DE MIERDA!


 Pero el caso es que ahora que ya es noviembre y ya pasó el jalogüín,  El Corte Inglés sí que lleva razón en lo del otoño, cosa que se adivina fácilmente porque la Preysler, como cada año, coge la fragoneta y vuelve a repartir por los Mercadonas y Carrefures patrios los Ferrero Rocher que había retirado en primavera, no fuera a ser que en la fiesta del embajador al imbécil de  Ambrosio se le ocurriera servirlos todos derretidos y sin glamour ni nada. Porque no sé si saben que el servicio está fatal.  

El otoño, amiguitos de la fauna ibérica, es una estación muy molona que se caracteriza, además de por la vuelta de Ferrero Rocher, por elementos tales como las migraciones de las aves migratorias. Las no migratorias se quedan en el país a pesar de todo, viniendo a demostrar que o bien las aves no migratorias tienen escaso criterio,  o bien no leen la prensa ni el Facebook. O que los lean pero no entiendan un pepino, cosa que nos llevaría de nuevo a lo de la escasez de criterio y explicaría a  la vez la  abundancia de aves no migratorias en el Facebook.



Otra señal inequívoca es que los árboles caducifolios pierden las hojas, cosa que por otra parte los árboles de hoja perenne, en coherencia con su condición, no hacen. Además proliferan las setas y las castañas, por las mañanas hace un frío del copón, y a media mañana no, lo cual se resuelve quitándose la parka monísima para así poder lucir el foulard estampado en flores negras que combina con tus estilosas botas de inspiración cazadora. De no hacerlo así vendría el de El Corte Inglés a romperte la boca con toda la razón porque no se puede andar por el mundo con esas pintas que me traes. Proletarios sí, pero con estilo.

El otoño también sirve para que las compañías de luz y gas hagan anuncios ultramoñas de ciencia-ficción con señores y señoras estilosos megafelices y calentitos en su casoplón de diseño disfrutando al calor de su supercalefacción como si les importara una mierda el recibo que les va a venir a final de mes. Se conoce que estos anuncios se graban fuera del país, o que el guión lo escribe un exministro en los ratos libres que le dejan los consejos de administración,  porque si no, no se comprende. 


El tema es que , como queda dicho, en otoño básicamente las cosas o proliferan - como es el caso de las setas, las castañas o las corruptelas-  o se caen - como es el caso de las hojas de los árboles caducifolios o los corruptos. Claro que estos últimos sólo caen, y poco, si son corruptos de medio pelo.  Los de melena entera no se caen, probablemente porque están en la fiesta de otoño del embajador poniéndose hasta el orto de Ferrero Rocher, y descojonándose  del pastón que se van a sacar con el ERE falso que le van a hacer a Ambrosio, o en Suiza haciendo bíceps a base de tirar de tarjeta black, que también  es una cosa molona y además combina fetén con el ideal foulard estampado en flores negras.

Y si el otoño viene frío, no hagan ni caso de los anuncios moñas de gas y electricidad, que  hay formas mucho más baratas de calentarse: dense una vueltecica por las redes sociales, que cada poco se incendian ellas solas,  y verán como entran en calor leyendo y participando en las animadas tertulias donde la sufrida ciudadanía se insulta  en paz y armonía repartiendo a diestro, siniestro y viceversa carnés de facha y perroflauta, que como hasta el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla saben, son las dos únicas categorías posibles en el mundo hispánico conocido.

Si lo de las redes sociales no les va,  siempre les quedará el Canal Parlamento para calentarse a base de bien.  Y si eso tampoco les funciona, prueben a leerse la factura de la luz que les mandan los de los anuncios moñas, que eso sí que es un infierno.

Para todo lo demás, Master Black, orgías, putillas, y viajes a Canarias a ver a la churri jamona, que con un poco de suerte te recibirá sólo con el foulard estampado en flores negras.

Pero todo ideal, oigan.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Mercadillos y otros placeres cotidianos

Ya se sabe que a buena parte del género masculino el tema de ir de tiendas de ropa, complementos y moda en general no nos va en demasía. A un servidor desde luego, nada de nada. De hecho tengo vividos momentos más emocionantes cortándome las uñas de los pies o reflexionando sobre la relación  entre las orejas y el cerumen, el ombligo y la pelusilla, Ortega y Gasset o el culo y las témporas. Por poner algún ejemplo más o menos gráfico.

Y es que entrar a un H&M, Primark, Springfield, Alcampo y demás familia donde nos vestimos el proletariado y  la chusma en general, y darte los siete males es todo uno. Todo lleno de fotos de maromos y maromas de buen ver vistiendo la misma camisilla, pantaloncete, o gayumbo de chichinabo Made in China que te acaba de elegir a traición tu partenaire, sin comerlo ni beberlo, ni anestesia ni perro que te ladre "porque te queda ideal" (?????????).

Que eres plenamente consciente de que a ti, con tu cuerpo escombro,  te queda como a un Cristo un Colt 45 pero te callas y tragas por aquello de mantener la paz social, o lo que es lo mismo,  no dormir en el sofá durante los próximos dos milenios bisiestos.

A tí, amiguito de la fauna ibérica, que llevas el mismo uniforme todo el año -en verano a pelo y en invierno igual pero con una rebequita echá por los hombros- para quien la palabra "moda" se reduce a dos conceptos básicos: taparte las vergüenzas y progerte razonablemente de las inclemencias del tiempo. A tí, piltrafilla humana cuyo look no resistiría un análisis superficial de los presentadores gays ultraortodoxos de Cazamariposas.

Sin embargo, de vez en cuando, un soplo de aire un poco más fresco entra en tu miserable vida en el preciso momento en que tu pareja te pregunta, como quien no quiere la cosa, si te apetece ir al mercadillo. Que naturalmente no te apetece nada de nada  pero piensas que, de someterte a tortura, que sea al aire libre que al menos te oreas un poco.



Un mercadillo es como un centro comercial, pero sin techo ni  mariconadas. No pretendas encontrar en él un Starbucks, un Mc Donalds,  un Apple Store, o un Victoria's Secret porque no hay. Ni falta que hace.

Lo primero que uno percibe al entrar al mercadillo es que los estímulos no sólo son visuales sino  también auditivos. Lo que se dice un derroche de marketing total. Esto es: en lugar de una foto en blanco y negro  de un efebo en calzoncillos Calvin Klein marcando paquete Photoshopero con cara de orgasmo indolente, lo que te encuentras es un señor voceando "Animarsus, Marías, que me lo quitan de las manos", "A tres leuros lo tengo", o "Tengo calzoncillos de marca recién robaos para el marido y el querido". Esto último en particular, vivido en primera persona, se vio adornado por una de las mejores sentencias de la historia de la humanidad después de "Sólo sé que no sé nada" o "Un pequeño paso para el hombre pero un salto del copón para la humanidad". La sentencia en cuestión era:  "Es mejor ser querido que marido, porque por algo al querido  lo llaman querido y al marido gilipicho".  No tengo una idea muy clara de lo que quería decir el camarada Heredia, pero hay que reconocer que la frase tiene enjundia.

El caso es que a medida que vas deambulando entre los mil millones de puestos del mercadillo, casi todos regentados por uno que se parece al cantante de Camela, como un pulpo en un garaje, un alma en pena o un Amish en un puticlub, te vas encontrando con joyas literarias escritas en cartón del calibre "Tengo el tanga piloto, pa poner al marido como una moto" -que te hacen pensar que Lorca no tenía ni puta idea-  mientras  de forma inadvertida tu pareja ya lleva una bolsa llena con tres docenas de calzoncillos de diseño "Dulce y Camino" y "Calvete Klein" que, ser son bonicos, pero sabes a ciencia cierta que no sólo te van a presionar el escroto en el día a día, sino que además, debido a la natural decoloración del tejido, harán que alternando gayumbo rojo,  amarillo y morado los lunes martes y miércoles, el jueves lo tuyo parezca la bandera republicana. Por tres euros la docena, poco más puedes pedir.

Luego, aparte del mundo textil está el puesto de fragancias, Eau de Parfum y colonias en general, donde puedes encontrar exquisiteces tales como Manuel Nº 4,13223, que es clavadito al Chanel Nº5 pero sin IVA y hecho en Albacete, o Invictus Interruptus de Paco Rabanal. Todo ello en cómodas presentaciones de 6 litros y te regalan el aspersor. El que huele a chotuno es porque quiere.

Mención aparte merecen los puestos más molones del mercadillo: los de material vintage, ferrallas diversas y derivados, donde lo mismo te encuentras un single de Los Payos, un radiocasete pa'l coche, un abrelatas de cuando Franco era bachiller, o una lámpara con el cable pelao de las que salen en Cuéntame.  Aquí es donde por primera vez sientes un cierto interés, que es detectado ipso facto por tu pareja, la cual dictará una orden de alejamiento inmediato del puesto en cuestión "porque a ver qué pintas mirando esas mierdas".

Y te lo dice la que te acaba de comprar gayumbos asesinos para los tres próximos lustros y una garrafa de Invictus Interruptus. Con un par.

Y les dejo, que me está entrando como una congoja y una opresión que no me deja vivir.

A ver si va a ser cosa de los gayumbos...





sábado, 28 de junio de 2014

María

Años atesorando noches de penitencia a fuerza de insomnio bruñido de malos recuerdos, malviviendo con empeño un presente apático y sin brillo. Tejiendo con disciplina espartana los mimbres con los que se hacen los peores augurios hasta convertirlos en aplastantes certezas. Magra carta de presentación para encarar arrastrando los pies de puro hastío los días que se iban engarzando a la fuerza -santo remedio- entre insomnio e insomnio.

Desde aquella noche de verano de la adolescencia ya lejana,  cuando los quintos del pueblo, aprovechando las fiestas de San Lorenzo y lo apartado de las eras, le arrancaron a empujones y en fila india  el vestido recién estrenado,  la inocencia por estrenar, y los alfileres que hilvanan el alma, María no había vuelto a derramar una sola lágrima. Y a fuerza de bofetadas paternas y vergüenzas maternas por la honra perdida en mala hora, estrenaba  su nueva condición que la convertía para solaz de toda la comarca  en María "la puta". Una cualquiera perfecta como blanco para escupir la bilis, distraer la mala conciencia y obviar el infame patrimonio colectivo.

Las décadas transcurridas  le habían esculpido a cincel las entrañas y el rostro, y de su ser no quedaban más que jirones con los recuerdos grabados a fuego, como una lámpara perpetua en honor al soldado desconocido de su propio yo, que rendido y sin armas yacía sin remedio mostrando al mundo sus huesos maltrechos.

Y metódica, dedicó la tarde a poner en orden todos sus papeles, garabateó cuatro letras y se metió la carta en el bolsillo cerrando tras de sí la puerta con dos vueltas de llave antes de salir al  pegajoso bochorno de aquella noche de mediados de agosto, aspirando el olor a restos de batalla que tienen las madrugadas de ciudad, casi con entusiasmo, sabedora de que hay que hacer lo que hay que hacer.

Nunca supo si habían sido minutos o segundos, ni importaba ya lo más mínimo. Y tendida boca arriba en el asfalto, en posición privilegiada, se le grabaron en la retina las perseidas mientras celebraba su último insomnio, indolente y ajena a los lamentos del taxista que explicaba a los agentes que no había podido frenar a tiempo.

El juez llegó  media hora después, somnoliento y con cara de pocos amigos, para ordenar el levantamiento del cadáver. Y mientras redactaba el papeleo, esbozó media sonrisa al comprobar que aquella suicida era de su mismo pueblo:

-Pequeño es el mundo, ¡Rediós!-

Y por algún extraño mecanismo le vino a la mente aquella noche de verano del 63, cuando siendo quinto retozaba triunfante por las eras con los demás mozos  ebrio de vino y juventud, dándole la espalda a las Lágrimas de San Lorenzo...











miércoles, 26 de febrero de 2014

Paco

Hoy te fuiste, Francisco Sánchez. Paco, el de la señora Lucía. Mal comienza el día para quienes amamos profundamente tu arte, tu genio, tu talento y tu esencia, porque sin quererlo la bulería se nos torna soleá al vernos huérfanos, con un rincón del alma dolorido y un nudo negro en la garganta con letra amarga de petenera.  


Huérfanos como tu niño Curro y  su rondeña, que iniciaba la liturgia cada noche flamenca como una declaración de intenciones, clara y rotunda, para aviso de navegantes a la deriva. Salía Paco a las tablas, sin adornos ni artificios, sin más armas que su arte y simplemente al templar el silencio se hacía en la sala. Y a los primeros compases le sacaba punta a los palos desde la Alegría al Zorongo, como sólo puede hacerlo quien nada tiene que demostrar a sus fieles, que acudíamos al templo con la fe intacta y la verdad de su música incrustada en las entrañas a escuchar con respeto las palabras del maestro. Palabras trazadas a golpe de cuerdas entre picados y rasgueos,  tremolando de la prima a la sexta, seda sobre seda, dueño y señor del compás.


Y hoy nos vemos repitiendo incrédulos el lamento de tu voz llorando la pérdida de Camarón: "con lo que yo lo quería,  se fue de mi vera pa tóa la vida".

Con el último adiós y a la vera del mar, nos dejas con hambre de más, y el alma entre dos aguas. Descansa en paz Francisco Sánchez. Paco, el de la Lucía.






sábado, 15 de febrero de 2014

Bricolaje y otros onanismos

Desde el principio de los tiempos, o una cosa así, muchos entes y seres en general  han tenido la inexplicable compulsión de hacer las cosas ellos mismos en lugar de llamar a un profesional. Sin ir más lejos, y si nos atenemos a la tradición cristiana, ahí está Dios que en sólo seis días se curró el mundo él solito inventando así el noble arte del bricolaje. Y, como no podía ser de otra manera, así le quedó la cosa...

Porque vamos a ver: si lo pensamos fríamente el mundo habría quedado bastante mejor si antes de meterse en semejante obra de crear el cielo la tierra y los mares en una semana y además descansando el domingo, se hubiera "currao" unos cuantos albañiles, fontaneros y similares, que se lo hubieran hecho bastante más apañadete y además probablemente le hubieran quitado el IVA. Sin embargo, optó por la vía compleja y 

decidió montárselo en plan Bricomanía con los resultados que todos conocemos. Y claro, a la hora de hacerle la entrega de llaves a Adán y Eva  no pensó que en algún momento la iban a defecar con vistas a la calle como buenos humanos y al echarlos a patadas de la Urbanización Jardín del Edén, los dos pecadores en cuestión  iban a percatarse de que las calidades del resto del mundo eran más bien justitas.



Y vio Dios que los ríos se desbordaban a lo bestia, que caían rayos y centellas, que los volcanes proliferaban por doquier, las patatas no crecían  fritas y con ketchup, los huracanes y terremotos campaban a sus anchas y caían meteoritos como si fueran gratis. Y comprendió que aquellos jubilados que estaban mirando la obra apoyados en las vallas,  tenían razón cuando le decían que no tenía ni idea y le lanzaban sentencias con aquello de la bajante de 80, el bote sifónico, el diferencial de 200 amperios y la junta tórica del dos.

Luego ya, vinieron los señores de la prehistoria que  eran gente muy rara a los que, sin tener que fichar ni madrugar ni nada,  les daba por hacer cosas. Por ejemplo, pudieron comprobar que con un palo, un pedrusco y una cuerda de cáñamo -que mira que tiene utilidades el cáñamo y van y se les ocurre hacer cuerdas- podían hacer un adminículo idóneo para reventarle el cráneo a un mamut, mejorando muchísimo la consistencia del menú del día y superando la anterior técnica de esperar a que el mamut se muriese de viejo para su posterior ingesta. 
Y así a lo tonto, el hombre empezó a trabajarse el tema por su vertiente decorativa a base de tunear cuevas con bisontes, caballos, ciervos, vulvas y escenas de caza en general, costumbre que ha llegado casi intacta hasta nuestros días en forma de tapiz para colgar encima del sofá con bucólicas escenas de ciervos o caballos corriendo por la vasta pradera, que es una cosa preciosa que se está perdiendo. Curiosamente, nunca se fabricaron tapices de vulvas para el salón, probablemente por la incapacidad de las vulvas para correr por la vasta pradera.
Sin embargo, el colmo del paroxismo bricoprehistórico llegó con los dólmenes, menhires y afines que, servir lo que se dice servir, no servían para gran cosa y los inventó el hipster de la tribu el día que decidió representar "la etérea intranscendencia del ser frente a la sempiterna permanencia de  lo esencial". Y el resto de la tribu se descojonaba oyendo al gafasílex en cuestión decir gilipolleces, pero oye, aquellos piedrolos quedaban bien en mitad del campo.


Los egipcios, por ejemplo, eran unos bricolajeros buenísimos que lo mismo te hacían una momificación virguera o un bajorrelieve,  que se curraban un templo, una esfinge o una pirámide en un momento.

-¡Oh, gran Fimosis III, Rey de los dos Egiptos, he aquí los planos del agujero cubierto con piedras donde  reposarán tus restos momificados para que el Ka surque los cielos en pos de la barca solar de Re, Maat y Khonsu!
-Hombre, casi me molaría más una pirámide en condiciones. Una pequeña aunque sea. 
-¡Ah, pues también, también!


Y ahí ya, como eran palabras mayores, empezaron a encomendarle la tarea a profesionales, que pagaban autónomos y además tenían la maquinaria de hacer pirámides y eso se notaba mucho en las calidades.

Pero donde de verdad pega fuerte el tema de la bricochapuza es en nuestros tiempos. Con la invención de las tiendas de bricolaje, esos santuarios que son como un gigantesco sex shop donde el aficionado que se precie se excita muchísimo viendo máquinas que hacen de todo y que no tiene muy claro cómo usar, legiones enteras de bricochapuceros han tomado el mundo dispuestos a llenarlo todo de estanterías, tarimas flotantes, enchufes, y a redecorar la vida en general.

El bricolaje es una cosa con la que puedes quedar muy bien con tu pareja.

-Cari, que no funciona la llave de la luz del salón
-No es una llave, es un conmutador monofásico de dos circuitos y dos posiciones
-¡Ay, cuánto sabes gordi!

Y tú coges y armado con destornillador -y sin cortar la luz ni nada- le metes mano al conmutador en cuestión sin tener ni repajolera idea y sin haber visto un voltio en tu vida, y obtienes a cambio una simpática descarga que te desfibrila gratuitamente  para los restos. No te preocupes: mantén la dignidad y échale la culpa al electricista que te hizo la instalación, que no tenía ni idea. Si además le dices  a tu pareja que todo se debe a una derivación en el diferencial magnetotérmico que no tenía el amperaje bien calibrado, tu ego quedará libre de toda duda.

Si no eres un auténtico guerrero del bricolaje y no te va lo de ir tú mismo a cortar el árbol para hacerte la estantería para las pelis porno, siempre te queda la versión light, que es Ikea. Esto ya no es una cosa tan viril, pero al menos sigue  la filosofía "mónteselo usted mismo". Los muebles de Ikea tienen la ventaja de
que los agujericos y las cosas que tienen que tener para sostenerse en pie ya vienen hechas de fábrica, de modo que malo será que la cosa no quede más o menos como en la foto. Para montar un mueble de Ikea simplemente tienes que ir, cogerlo tú mismo, pagarlo tú mismo, transportarlo tú mismo y luego ya llamas a tu cuñado para que lo monte él mismo. Lo curioso es que, por más que sigas las instrucciones del muñequito, y a pesar de que los tornillos vienen contados, siempre te va a  faltar  alguno. Excepto si compras algo de la serie "Ahivalahöstia", fabricada en Bilbao, que trae catorce o quince tornillos de sobra "pa que no te falten, oyes".



Luego está el bricochapuzas artista, que es un ente peligrosísimo que hace cosas de diseño exclusivo como por ejemplo dispensadores de palillos con forma de toro de lidia -siendo los palillos las banderillas en un alarde de ingenio sin precedentes- o un portasombreros de copa con flores pintadas para colgar a la entrada de casa, que es una cosa muy útil. Y lo peor es que no sólo lleva a cabo sus creaciones sino que además, te las regala, con lo incómodo que es andar atornillando el portasombreros de copa y poniendo el dispensador taurino de palillos encima de la mesa de centro cada vez que el payo viene a tu casa mientras piensas que mejor te hubiera regalado un menhir o un dolmen, que al menos son cosas molonas.

Otro ámbito definitivo es el bricolaje aplicado a la automoción. Un machoman hispánico que se precie tiene que entender de mecánica. Si no de mecánica cuántica, al menos de la del automóvil. Tú te asomas al capó e inmediatamente tienes que identificar por orden alfabético ascendente todos los tubos, cables y pirindolos que veas. En caso de que no identifiques una mierda de lo que ves, deberás conocer una serie de términos tales como "centralita de control", "junta de culata", "caudalímetro" o "válvula EGR" y combinarlos aleatoriamente como te de la gana, pero que suene más o menos convincente. Y lo más importante para salir airoso del tema, es que naturalmente nunca tendrás la herramienta especial que hace falta para cambiar la pieza que te hayas inventado que falla. Ejemplo:

-Cari, ¿Lo arreglas ya o qué?
-¡Uy!, es que no tengo aquí la llave dinamométrica, y así no hay quien clave el par de apriete del codo de retorno del colector,   ¡que si nooooooo...!!!! 


Por último, no podemos olvidarnos del aficionado al bricolaje tecnológico, que es ese ser que cuando se le escoña la tablet, el portátil. o cualquier aparatico, lo abre con la vana esperanza de entender algo de lo que ve, y naturalmente disponiendo sólo de un destornillador de los chinos y un rollo de cinta aislante para llevar a cabo la reparación.

-Mire, que aquí le traigo los restos de mi iPad porque se averió y mi marido lo intentó arreglar...
-Oiga, que esto está todo reventao...
-Sí, eso fue cuando intentó abrirlo con el abrelatas, pero luego ya lo pegó con cinta aislante, y ni así oiga....


Y les dejo hasta la semana que viene o así, que voy a aprovechar para cambiarle los rodapiés al blog. Mientras tanto recuerden que la vida es un gigantesco Ikea en el que siempre les quedará el viejo consuelo de hacérselo ustedes mismos.


Que ustedes se lo monten bien.





sábado, 8 de febrero de 2014

Romanus y otros coitus interruptus

Hoy, amiguitos de la fauna ibérica, al igual que en las tardes de sábado de nuestra infancia, toca una de romanos.

De todos es sabido que los romanos eran unos cracks de primer nivel que lo mismo te conquistaban  la Galia a gorrazos, que te hacían un acueducto flipante o una buena orgía en cuestión de un momento.
Los romanos, al igual que los Reyes Magos,  nos trajeron un montón de cosas, unas más molonas que otras.

No obstante, para comprender la magnitud del tema, hay que recordar que esta gente empezó con dos zagales mamando de una loba y siete colinas mal contadas en mitad de la nada y terminaron mojándole la oreja a medio mundo, lo cual deja a la altura del betún proezas tales como  que Bill Gates empezara en un garaje, que la Pajín haya  llegado a ministra de sanidad, o que la Esteban haya escrito un libro. Y todo ello con un ejército de maromos en minifalda y chanclas. Que vale más no pensar qué habría pasado si llegan a ir de pantalones y con chirucas.


Breve listado de cosas romanas molonas:




-Circos:
Eran unos sitios para tener entretenida a la peña viendo carreras de cuadrigas de Ferraribus, Lotus, o Torus Coloratus. Además, entre carrera y carrera, el populus se dedicaba a discutir en los múltiples tugurios y puticlubem dispersos por la urbe, si tal o cual aleronibus era más aerodinamicus, o si Ben Hur le había arrancado las pegatinas de la cuadriga a Alonsibus en un adelantamiento. Todo ello como si entendieran del tema.





-Bloques de viviendas:


Un día que no tenían nada que hacer, a los romanos se les ocurrió una de las peores ideas que quepa imaginar, e inventaron la insulae, que viene a ser el bloque de viviendas de ahora, y con ellas aparecieron las primeras comunidades de vecinos, lo cual viene a dar una idea de  la magnitud de la tragedia.
Con ello, aparecieron nuevas especies de ciudadanos entre las que destacaban el Presidens Comunitatem, la mulieribus cotillatus  o el temible vecinus insufribilis del cuarto derecha. Toda insulae que se preciara o preciase tenía en el bajo todo tipo de tabernae y además buenos tugurios para que el Marco Aurelius de turno pudiera tomarse unas copichuelas de tintorro de la Galia con los amigotes, hermosa tradición que ha llegado casi intacta hasta nuestros días.





-Anfiteatros: 

Como buenos latinos, a los romanos les molaba mucho reunirse en un sitio grande y con gradas para ver sangre ajena y disfrutar como enanos viendo cómo unos cuantos maromos se ensartaban el gladium por el orto, o a unos cuantos leones comiéndole los higadillos al vecino, mientras se comían un perrito caliente -canis excitatus- y le mentaban apasionadamente  la madre a los gladiadores del equipo contrario, que es una cosa que desfoga muchísimo.


-Cloacas y retretes:
Los romanos no se andaban con tonterías y resolvían expeditivamente el tema de la excreción y el  pipicaca en general haciendo unos bancos corridos con un montón de agujericos en los que la sufrida ciudadanía se remangaba los bajos de la toga y hacía de lo suyo mientras departía amigablemente con el del trono de al lado.  Lo que no se sabe a ciencia cierta es de qué hablaban exactamente, aunque de nuestras actuales conversaciones de ascensor es de suponer que del tiempo.  Al terminar, hacían sus abluciones y lavamientos varios con una esponja húmeda atada a un palo y al finalizar la tarea la dejaban a disposición del siguiente usuario, lo cual debía de ser una cosa muy agradable.




-Calzadas: eran unos carreterones internacionales, con sus aceras, puentes y  cosicas,  que llegaban a todos los confines para que las legiones pudieran ir a repartir tochas cómodamente cuando fuera preciso y para que los más  pudientes pudieran lucir sus cuadrigas descapotables con tracción a las dos ruedas que, aunque no tenían radiocasete ni airbag ni nada, tenían como  principal fin el de vacilar al personal a base de bien:


-Antonius, ¿Quo vadis cum ista cuadriga Ferraribus ?
-A vacilare per tabernam et pillare cachum cum mulieribus bonisimas 
-¡Jo, mola mazum!

*(nota del autor: si se observa cualquier incorrección en los textos latinos, debe tenerse en cuenta que no se trata de latín del mismo centro de Roma, sino de los polígonos de los alrededores)



.-Orgías, bacanales y otros desenfrenos varios:
Los romanos, en su condición de fundadores del rollo latino,  también eran unas eminencias en el asunto del fornicio y la farra, y patentaron diversos conceptos tales como el cunnilingus o el coitus interruptus. Como eran unos cachondos, también se daban con frecuencia a unos fiestorros buenísimos en honor al dios Baco, que esencialmente consistían en la ingesta masiva de vino y espirituosos sin parar hasta dejar el depósito lleno a la altura de la campanilla. Luego ya, los más cracks ponían en práctica el asunto del cunnilingus y el coitus, unas veces más interruptus que otras.

-El latín:
Otra de las maravillas de los romanos es el latín, gracias al cual hoy en día podemos hacernos los cultos diciendo cosas tales como:


  • Currículum vitae: dícese del papel que sirve  para envolver alimentos tales como bocadillos
  • Sui generis: raro de cojones
  • In extremis: forma habitual de llegar a fin de mes del español medio
  • Superavit:  dícese de lo que les queda a las eléctricas después de descontar  los gastos de lo robado
  • Deficit: dícese de lo que las eléctricas dicen que pierden después de lo robado
  • Vade retro: expresión usada generalmente por las zagalas en la discoteca para indicar que te pires ipso facto
  • Ad libitum: hacer lo que te salga de tus partes toreras. Expresión aplicable también al uso y disfrute de fondos públicos 
  • Referendum: cosa que se le pregunta a la ciudadanía para después actuar ad libitum
  • Sine die: locución usada cuando le dices a tu cuñada que ya si eso le cuelgas el cuadro un día de estos
  • Post mortem: expresión que indica el estado de la cuenta corriente después de pagar la luz o en su defecto a mediados de mes
  • Peccata minuta: una mierda pinchada en un palo
  • Via crucis: acto de leer el libro de la Esteban o las memorias de un expresidente.
  • In albis: estar a uvas. No enterarse de una mierda. Estado natural de ciertas infantas ante el juez cuando les preguntan de donde sacan pa tanto como destacan.
  • Delirium tremens: estado mental de algunos letrados cuando afirman que sus defendidas actuaron por amor y fe a su marido.
  • Carpe Diem: expresión utilizada frecuentemente para tatuarse y que significa "fuma, fornica y bebe, que la vida es breve"



Y con esto, ya in extremis,  les emplazo  sine die para la próxima entrada ojiplática. 
Mientras tanto no olviden su ración de carpe diem . 

Y colorín coloratus, este coitus se ha interruptus.




sábado, 1 de febrero de 2014

Desmitificando superhéroes, que es gerundio


Hoy, si nada lo remedia, hablaremos de otro universo aún más peculiar si cabe que el de las sagas épicas: efectivamente, amiguitos de la fauna ibérica, hoy toca desvariar acerca del apasionante mundo de los superhéroes, las superheroínas y la madre que los trujo a todos ellos. Empecemos:

Un superhéroe (o superheroína) es un ente masculino, femenino o indeterminado, que se caracteriza por los siguientes atributos:

  • Casi todos tienen algún poder sobrehumano que roza o supera los niveles de  la acojonancia total. Sin embargo, también los hay que carecen por completo de cualquier superpoder pero igualmente son superhéroes. Yo tampoco lo entiendo pero es así y punto.

  • Suelen ir vestidos con leggins, cinturonaco ancho, camisetilla de cuello redondo cuatro tallas pequeña con un dibujete en la pechera,  y botas de caña.  En cualquier caso casi siempre  van vestidos "apretaos",  marcando músculos, muslamen, venas tendones, colesterol y demás temáticas de la anatomía.
    Es verdad que todo esto se ve en cualquier fiesta de ambiente poligonero que se precie, pero no se alarmen:  es fácil distinguir un grupo de canis y chonis de otro de superhéroes porque estos últimos no llevan un subwoofer de 80000 watios en el maletero del coche ni se llaman "primo" o "shurmano" entre ellos. En caso de ausencia de vehículo, también se distinguen porque si vas al perfil de Facebook de un superhéroe verás que se llama "Wonder Woman" "Spiderman" o "Linterna Verde". Sin embargo en el tuenti de cualquier choni o cani medio leerás "sHa moReNikaAH reSHuloNa" "sHa Vaneeh tOah loKaAH" o "tU emBidiAh aLimeNtaH mI eGoh" .

    En caso de duda extrema, obsérvese que las superheroínas no se pintan la raya del ojo hasta la oreja ni llevan pendientes de aro tamaño hula hop, ni apelan a que les comas ninguna parte de su anatomía si se mosquean contigo.

  • Si el superhéroe en cuestión es "mú chungo" o está "mú loco", automáticamente pasa a ser un supervillano cuya única misión y objetivo en la vida es dar por saco a la humanidad. Un supervillano se distingue de un político en que no lleva corbata y porque no disimula en absoluto su condición como queriendo decir: "Sí. ¡Soy un cabrón con pintas! ¿Y qué?"
Aunque hay más superhéroes que longanizas, vamos a tratar de hacer un breve resumen con una pequeña selección de los más aberrantes:



  1. Superman.

    Resumiéndolo mucho, se trata de un tipo del planeta Krypton al que sus padres enviaron a la tierra con la peregrina excusa de que su planeta iba a estallar y tal, que si mejor se piraba a la tierra porque fijo que lo iban a cuidar muy bien, que iba pillar trabajo... Claro, claro. En definitiva el viejo truco para echarte de casa para que no te apalanques. Superman se caracteriza porque se mete en una cabina de teléfono, se quita el traje de Emidio Tucci y, directamente, ya lleva el skijama puesto. Es de suponer que con la aparición de la telefonía móvil se vea obligado a meterse en lo que tenga más a mano, que probablemente será un bazar chino o un locutorio. Es lo que conlleva la escasez de cabinas. Además, le sale un rizo sobre la frente igualito que el de Estrellita Castro  pero en vez de cantar copla reparte mamporros entre los malos. Para más INRI, si le arrimas un cacho de Kryptonita, que es un pedrusco que sólo hay en su planeta - sí, el que había estallado- pierde la fuerza y se vuelve un tirillas y un mandilín de nivel alfa. Que digo yo que si los kryptonianos vivían en un planeta petadísimo de Kryptonita por doquier, no tendrían fuerzas ni para enchufar la Thermomix, pero imagino que buscarle la lógica es tontería.

  2. Spiderman

    Es un señor que se llama Peter Parker (Pedro Aparcador), al que en el colegio le daban de tochas

    por listillo y probablemente llevaba gafas de culo de vaso. Un buen día le muerde una araña radioactiva chunguísima y desde entonces se sube por las paredes, cosa que por otra parte puede hacer cualquiera abriendo la factura de la luz sin necesidad de tanto cuento.  Su principal handicap es que es un cachondo y cuando en una foto con los amigotes le pone cuernos al que tiene al lado se le dispara la telaraña poniendo en riesgo su identidad secreta.  El muy cretino.




     
  3.  Wonder Woman

    Es una moza cuya principal característica es estar mayormente jamona y abundante. Tiene superfuerza
    tremebunda que le permite levantar lo que ella quiera, es dominante que te pasas y tiene la capacidad de hacerte decir la verdad utilizando la persuasión.

    Por si fuera o fuese poco, tiene la habilidad de cambiar de vestuario según lo requiera la situación.  En definitiva viene siendo más o menos como cualquiera de nuestras respectivas, pero como si la vistiera Paco Clavel




  4. El Increíble Hulk

    Si está tranquilo,  Hulk es un tipo más o menos normal, pero si algo incomoda lo más mínimo al
    señorito, se convierte en un energúmeno medio retrasadete, analfabeto e infantiloide que se dedica a romper cosas como si no las tuviera que pagar él. Al principio lo enviaron a Hermano Mayor pero ante la imposibilidad de enderezarlo lo ficharon en Callejeros para las escenas más chungas. Anteriormente se hacía llamar La Masa, pero desde la aparición de Telepizza se hartó de que todo el mundo le preguntase que dónde llevaba guardado el secreto y se cambió el nombre por el de Hulk, aunque su inveterada afición por deambular con el torso desnudo, marcando tableta, y con pantalones piratas le supuso tener que aguantar que le llamasen  jocosamente Hulk-landrón.  Mientras los demás superhéroes se dedican a combatir el mal, su escasa capacidad no le permite ir más allá de combatir el mal aliento con escaso éxito. Es  un claro ejemplo de superhéroe de chichinabo.

  5. Batman

    Lo de este es el colmo de los colmos. Tener, lo que se dice tener, no tiene superpoderes de ningún
    tipo pero está cachas, tiene un montón de pasta, casoplón,  supercochazo, personal a su servicio, le va el rollo antifaz,  y dispone de  todo tipo de aparatos y artilugios en su batcueva. Resumiendo, es igualito que el maromo de las cincuenta sombras de Grey, pero con gorro de piscina con orejas.
    Su enemigo mortal es el Joker, que es un señor que padece una grave enfermedad mental y a pesar de ello no se toma los psicofármacos porque no le sale de sus huevos toreros. Personalmente no me importaría lo más mínimo ser Batman, que es un crack el tío.



Es curioso que los superhéroes españoles apenas tengan relevancia en este mundillo a pesar de que contamos en la  nómina patria con un amplio surtido de ellos (Sobreman, Yernoman y su esposa Imputadawoman -que tiene el curioso superpoder de no recordar lo que firma- el Capitán Recorte, el Comando ERE,  y tantos otros).

No están todos los que son ni tengo muy claro que sean todos los que están, pero  de momento les dejo hasta la semana que viene o así,  porque tengo al Doctor Octopus  y a Lex Luthor llamando al timbre para ver si bajamos a jugar un rato a la calle a hostiar gratuitamente entre todos a Spiderman y a La Masa.

Y no olviden supervitaminarse y mineralizarse, que está de oferta en Mercadona.







sábado, 25 de enero de 2014

Dragones, mazmorras y otras cosas épicas

Hoy, amiguitos de la fauna ibérica, vamos a adentrarnos en el proceloso mar de la "literatura fantástica", que al igual que los caramelos Sugus viene en muchos sabores. Concretamente nos vamos a centrar en la que mola más, que es la de sabor épico.

La fantasía épica no es, como podría pensar el lector de mente retorcida, un sueño guarrete de Epi en el que imagina que hace cosicas fornicativas con Blas. En absoluto. La fantasía épica es una cosa en la que se dan una serie de elementos imprescindibles en dosis variables.

A saber:


1.-Cuestiones físicas

En primer lugar, los libros épicos se distinguen normalmente porque en una estantería de tamaño medio sólo caben dos en cada balda. Por tanto la primera característica es que son muy gordos y tienen que editarse en varios tomos para evitar que el sufrido lector se fracture el costillar o sufra aplastamiento de esternón cuando lee en la cama.   Cuenta la leyenda que Torrebruno pintó el techo de la cocina a brocha subido en el primer tomo de El Señor de los Anillos y pegaba con la cabeza en el fluorescente.
Si el libro épico en cuestión es electrónico, el lector deberá tener muchos Gigas de capacidad si quiere que le quepa la saga completa.
Por otra parte tienen que tener una portada en la que salgan cosas épicas tales como un buen dragón, un castillo en condiciones, un orco repelente, elfos, brujas, magos, señores musculosos con espadas como las de cortar la tarta en las bodas, señoras épicas buenorras, y afines.



2.-Cuestiones geográficas, históricas y sociales


Un libraco épico que se precie  tiene que estar ambientado en la Edad Media. Esto es así. Pero no en una Edad Media de morondanga.  Tiene que ser una Edad Media molona. Además, la acción debe desarrollarse en un país imposible, en el que la plebe esté frita a impuestos y penurias, que esté dividido en un montón de reinos  y señoríos gobernados a su bola por una nobleza hereditaria rancia y antigua con muchos intereses cruzados y  mucho oro en la saca, en el  que preferentemente sus habitantes anden midiéndose el lomo a garrotazos entre sí a tres turnos, y  en el que  haya una densidad de aproximadamente 400 cabrones por legua cuadrada.  España cumpliría todos los requisitos, pero curiosamente los autores prefieren ambientar sus historias en Invernalia, en la Tierra Media y en sitios similares que generalmente quedan más allá de donde Agamenón perdió las chanclas.

Al lado del país en cuestión siempre tiene que haber un reino, o algo, en el que viva gente o cosas muy chungas que constantemente intentan traspasar las fronteras para practicar la inmigración ilegal y realizar sin anestesia operaciones de amígdalas con espada a quien tenga a bien ponerse en medio.

La toponimia tiene que tener nombres rimbombantes. Por ejemplo, si la guardia del rey sorprende a unos malandros cazando ciervos en los dominios del señor, no quedaría glamouroso decir "Mire, que es que acabamos de trincar a unos quinquis cazando en la Dehesa del tío Fulgencio, pegando con la parte de Jacarandilla del Ojal". En su lugar es mucho más adecuado "Mi Señor, hemos capturado a estos malhechores cazando venados en los dominios del Bosque de Gondor, más allá de los límites de la tierra de los Trunder donde el sol no osa penetrar".Que mola muchísimo más. Nos ha jodío mayo.

3.- La alimentación, los hábitos y el cuidado de la salud


La gente de los libros épicos no come ni bebe cualquier mariconada. Así pues, en un festín orgiástico que se precie jamás te encontrarás con lasaña de tofu con crujiente de wakame, pencas de acelga en tempura, muslitos de codorniz almendrados ni tonterías semejantes. En su lugar lo que se come es carne de uro, asado de sapo y babosas, y leche de yegua fermentada y con grumos, que sabe a centellas pero coloca muchísimo.

El tema de la seguridad e higiene en el trabajo queda terminantemente prohibido: en el supuesto de que en mitad del fragor de  la batalla alguien te hinque un hacha en la espinilla y te la saque por el entrecejo no puedes andar perdiendo el tiempo quejándote a lo tonto. En una peli de la Segunda Guerra Mundial gritarías ¡Sanitario! y aparecería un enfermero con vendas, antiséptico y un chute de morfina. Sin embargo en un escenario épico aparece un maestre que te unta una pomada asquerosa  de vómito de lagarto por la hemorragia y te da una copichuela de leche de amapola para que te vayas colocando mientras esperas que la gangrena haga su trabajo y le dices al pringao que tienes al lado que te vengue y cuide de tus hijos y los dioses protejan a tus numerosos bastardos y asunto resuelto. Cascas, pero con honor y todo eso.

En el tema de la sexualidad, todo es desenfreno y lujuria como si no costara. Si no estás guerreando, estás siempre dedicado al noble arte del follifornicio sin tiento ni freno alguno, acosado por damas y plebeyas que reclaman tus  artes amatorias fabricando a jornada completa nenes legítimos o bastardos.Es importante recordar, para no deprimirse, que todo ese chollo es ficción y no pillarías cacho ni aunque te cayeras de morros en el mayor lupanar de los siete reinos bisiestos con la bolsa petada de oro y platino, así que no te emociones Lord Calenthorren.


4.- Los personajes


Toda novela de fantasía épica  que no tenga  dragones, orcos, elfos, o fauna afín, es automáticamente una mierda. Además, no pueden salir chapistas, ni corredores de seguros, ni cajeras de Ikea.  Esta es una cuestión esencial. En su lugar deben salir campesinos, herreros, mozos de cuadra, pilinguis, juglares, algún que otro mago y gente así. Ya en categorías superiores hay que contar con un surtido a tutiplén de guerreros,  nobles variados y gente sin nada que hacer en general. Eso sí, la forma de gobierno debe ser en todo caso una monarquía. Nadie puede negar que si eres Sir Arthur de Forrendor y rindes pleitesía y fidelidad a tu señor el Rey  Vardalon de la casa de Morlock, marcas mucho más paquete que si eres Antonio Rodríguez y despachas con Manuel Fagundiez, Presidente de la República. Esto no admite discusión.

Los personajes deben tener, como queda dicho, nombres guays: Lord Ghordenhall, de la Casa Basthardeon, Sir Lorryn de Frundelor y así. Además, si eres un personaje de los buenos tienes que tener una pila de títulos del copón, que siguiendo el anterior ejemplo podría quedar tal que así:

"Soy Lord Ghordenhall, de la Casa Basthardeon, hijo de Torlhen el Destructor, de la dinastía de los Dragones de Tullhendarl, Señor de las llanuras del Destino, blablablabla y etc, etc..."

Luego ya, si eres un personaje molón de verdad, además de todo lo anterior serás guardián o protector de cualquier gilipollez, entre las que podríamos citar, verbigracia, "Guardián de las Llaves" o  "Protector del honor de la reina", que es lo que de toda la vida viene siendo "portero" o "cinturón de castidad".


Y les dejo hasta la semana que viene o así, que me voy a tomar un copazo de leche de yegua fermentada con unos colegas orcos en las tabernas más allá de las tierras del reino de Forlon, donde los políticos son honestos y los dragones campan apaciblemente en las vastas llanuras.
Con un poco de suerte aparecerán el señor de los anillos y el zagal de los piercing, que son un par de cachondos y entonces la farra sí que será épica.



sábado, 11 de enero de 2014

Vehículos a motor y otros velocípedos

Hoy, amiguitos de la fauna ibérica, toca hablar de esos objetos de deseo carísimos y, al igual que los políticos y las eléctricas, siempre ávidos de euros en modo cornucopia con gastroenteritis galopante: los vehículos de tracción a motor y derivados.

Apartado 1: La adquisición del vehículo

La cosa empieza porque sale por la tele un anuncio molón. A continuación vas a la tienda de vender coches, que curiosamente no se llama cochería sino concesionario, con  la ilusión a adquirir tu nuevo troncomóvil que tantas horas de disfrute orgiástico y apasionantes aventuras te va a proporcionar. Lo decía el anuncio, y la muchacha que salía estaba muy buena, así que...
 De mano el vendedor, que ya antes de entrar por la puerta te ve una cara de pardillo de competición que se funde el misterio,  te abruma con cosas muy complejas:

-Hola buenas, que yo venía a comprar un coche
-Por supuesto ¿Lo quiere cabrio, monovolumen, spider, sedán, ranchera, 4X4?
-¡Dieciséis! No, no. Yo lo que quiero es un coche. Que entren cinco y el perro. Si puede ser.

Y luego ya viene el tema de la tecnología punta: que al final no te aclaras con el  Automatic Aparcómeter Assistant, Abeese Retrobático, 78 válvulas bisiestas, manos libres blutuz, piernas libres WiFi, tracción a la rueda de repuesto, detector de menstruación  y dispensador de profilácticos de serie. Y tú, que de puro macho te sales, pones cara de entender perfectamente  lo que te están vendiendo y de paso quedas como Zeus delante de tu partenaire. Y sales convencido de que eres el rey del mambo y con una colección de letras como para alicatar  seis cuartos de baño de la Preysler.

Y por si fuera o fuese poco, desde ese mismo momento te metes en una espiral de gastos de  nivel porno guarrindongo y comprendes, demasiado tarde, que no sólo acabas de pagar el Full Total Mega Equip  -que es una expresión que viene a decir que tu troncomóvil tiene de como si no costara-  sino que acabas de vender tu alma al diablo o, en palabras más llanas, de defecarla con vistas al parque.

Apartado 2: La gasofa:

Todos sabemos que tu coche anda como un avión y consume como un mechero, pero lo que no cuentas es que te cuesta como un harén. La cosa es que para andar, tu vehículo precisa de un un líquido carísimo de olor penetrante que sale de unos grifos de inspiración fálica en una proporción aproximada del 50% de octanos y cosas químicas y otro 50% de impuestos. El precio de la gasofa depende de la cotización del petróleo, y sigue un sistema sencillísimo que básicamente consiste en que si sube el petróleo cuesta más, si se cree que hay atisbos de que el petróleo tal vez pueda subir, cuesta más, y en el hipotético  caso de que baje el petróleo,  cuesta más por razones estratégicas. El consumo medio de tu vehículo se mide en litros cada 100 kilómetros, que no deja de ser una cosa arbitraria teniendo en cuenta lo bello que sería decir: mi coche gasta la módica cantidad de 0,12 fanegas por legua. Todos los coches vienen de serie con dos consumos: el de contar a los amigos y el de verdad. Hay una excepción a la regla, y es que si tienes un todo terreno puedes contar el consumo de verdad para dejar claro que tú tienes poderío y las menudencias te la refanfinflan.

Apartado 3: El mantenimiento

Tu velocípedo, por más Full Equip que sea o turgente que fuese la moza que lo anunciaba, tiene un montón de chismes que hay que cambiar cuando diga el fabricante, que para eso te ha vendido un ordenador de a bordo que no sólo NO sirve para ver porno o descargar pelis, sino que además te dice que tienes que pasar por el taller a revisar el ajuste de la junta de admisión telúrica y los niveles de colesterol.

Al coche hay que cambiarle el aceite cada X kilómetros o cada X tiempo: lo que más te joda.

-Hola, es que me dice el ordenador de a bordo que me toca cambiar el aceite
-¿Qué aceite prefiere?
-Pues virgen extra, que dice Arguiñano que es mejor



Además, tu coche tiene filtros para todo:

-Le hemos cambiado el filtro del aceite, el del aire, el del café, el de partículas subatómicas y el de polen y ácaros. Son 450 leuros mas IVA
-No, si no soy alérgico ni nada...


Por no mencionar las pastillas de frenos, las de la tensión, las correas, los tirantes, las ruedas de invierno, las de verano, las de de otoño, que esta temporada se llevan en estampados monísimos, la trócola, los chiclés de esfuntración, la válvula aórtica, el caudalímetro cuántico y los 14.237 latiguillos, tubos, codos, centralitas de control, de descontrol, y las cosas de la ecología.

Apartado 4: La viñeta y el seguro


Como es lógico, tienes que asegurar tu coche por si las moscas. El seguro es una cosa que tenemos que pagar más cara todos por culpa de los cenutrios profesionales que se hacen Porriño-Madrid en tres cuartos de hora parando a mear.   La viñeta es un impuesto que tienes que pagar por circular aunque tu ciudad tenga unos baches nivel sima. Yo he visto a Jesús Calleja salir de algunos de ellos gritando "¡Desafío Conseguido!" y sin embargo mi ayuntamiento se empeña en jincar una suma anual que podría cubrir varias farras desenfrenadas de las de no llegar a casa ni con GPS.

Apartado 5: La  ITV

La ITV es un sitio lleno de aparatos en el que miran si tu vehículo está fetén. Básicamente llegas, pagas, esperas, y a continuación viene un señor con una tablet que, al igual que el ordenador de a bordo, no sirve para ver porno. A continuación te mandan que toques el claxon para ver si está afinado, te abren la puerta y luego la cierran, cosa que es una gilipollez porque obviamente tú estás dentro y en algún momento has tenido que entrar y cerrar. Que te dan ganas de decir que tú no venías de serie con el coche y eres un ente autónomo que cada X tiempo tiene que salir para hacer sus cosas. Luego tienes que encender las luces, los intermitentes, y  bajar la ventanilla, que digo yo que debe ser para comprobar que puedes atender a los vendedores de pañuelos de los semáforos y coger el ticket del parking de Mercadona.

Luego te meten en un artilugio que te bate y centrifuga el vehículo hasta ponerte los calzoncillos del revés y desprenderte las retinas y varios órganos internos, después te meten en unos rodillos que sirven para lijar y exfoliar los neumáticos  y a continuación te ponen encima de un agujero. Tú te quedas arriba y el inspector se pone debajo. Lo que viene siendo el misionero de toda la vida. Después de los preliminares te inspeccionan los bajos y te dicen que muevas la dirección a izquierda y derecha rítmicamente, pero sólo cuando te digan. En plan sumiso ¡Oh, sí, sí..! que tienes un poro en el escape y que tienes pérdidas de aceite.

Finalmente te dicen que abras el capó, le insertan a tu coche una sonda por vía rectal, el inspector, que ya sabe que la puerta abre y cierra -el muy cabrón-  te expulsa del vehículo, se sienta y sin anestesia ni nada hinca la chiruca en el acelerador hasta que la saca por los bajos, mientras tú rezas para que no empiecen a salir las bielas disparadas como misiles Tomahawk, para acto seguido decirte con sorna que tienes los gases y los triglicéridos altos. Finalmente te dan un papel que dice que debes ir inmediatamente al taller a cambiarle el muelle de la cabeza al muñeco del Fary, reponer el ambientador del Hacendado, sustituir la pegatina de Gurú y  renovar inmediatamente los discos de Bisbal y Bustamante, no sin antes advertirte que de no hacerlo te parará la Guardia Civil, que es una cosa que acojona mucho.


En resumidas cuentas, amiguitos, el coche es una cosa que mola mucho, te lleva a los sitios y fomenta la natalidad, cosa que por otra parte también hace un harén y por menos pasta. Para gustos colores.

Paz y amor hermanos...



sábado, 4 de enero de 2014

Queridos Reyes Magos de Oriente



Queridos Reyes Magos:

Este año los españoles hemos sido mú güenos, excepto en las ocasiones en las que no lo hemos sido en absoluto, pero no nos lo tengáis en cuenta, que al fin y al cabo muchos de nosotros no somos monárquicos y tampoco os decimos nada. Vamos, que entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera porque ya se sabe que  nadie es perfecto. Bueno, excepto Cristiano Ronaldo, Ramón García, David Bustamante y algún otro, pero vamos, que lo decimos por generalizar.

Este año los españoles nos hemos portado tan rematadamente bien que ya parecemos tontos de los de carné y paga mensual, pero sin paga mensual. Por la cosa de los recortes.
Más que nada para no gastar perras a lo tonto ni vivir por encima de nuestras escasas posibilidades y al menos morir decentemente por debajo de las mismas.

Que digo yo que a pesar de la notable dilatación de esfínteres que arrastramos gracias a los sucesivos gobiernos que nos han desgobernado,  no hemos prendido fuego a todo lo que se mueve y en las Plazas Mayores en lugar de practicar el noble deporte del Linchamiento Sanguinolento sobre Patíbulo Fijo lo que hay son relaxing cups of café con leche Pascual y bandas de ciudadanas oriundas de la zona de los Cárpatos afanando "esmarfones" y carteras al personal. Los españoles otra cosa no, pero los tenemos muy gordos. Baste señalar al respecto que el estándar medio  nacional de talla testicular es el caballo de Espartero. Tendréis que reconocer que eso es una cosa que tiene mucho mérito y vale para subir nota.

Por eso, humildemente nos atrevemos a pediros que tengáis a bien traernos alguno de los siguientes regalos (si son varios ya sería una cosa orgásmica):


  • Ya que nos recortan los sueldos, la sanidad, la educación, y demás cosas superfluas, más que nada para ir a juego con la situación, os pedimos  una recortada de fabricación nacional o en su defecto un Kalashnikov de oferta en el Carrefour y munición en abundancia, aunque sea del Hacendado 9 milímetros parabellum.  Si no pudiera ser por la cosa de la paz, el amor, la concordia y todo eso, y con el noble objetivo  de estimular el empleo en el sector de la construcción, también nos vale que tapiéis el Congreso, el Senado, y tantas otras instituciones patrias de cuyo nombre no podemos acordarnos  no vaya a ser que sea delito o algo... Si no fuera mucha molestia, con sus respectivos inquilinos dentro.
  • Que, dentro de los límites de lo posible, seamos todos iguales ante la ley (risas en la sala) y que deje de haber inimputables, irresponsables, intocables  e impresentables en general.  O si no puede ser dado el serio riesgo de despoblación nacional que eso supondría, que al menos no tengamos que pagarles un sueldo por ello y se busquen las habas como buenamente puedan o sepan. Bueno, vamos a dejarlo en  "como puedan", que somos buena gente -lo dice el anuncio de los embutidos, así que eso es inapelable- y  así a lo mejor sacan para ir tirando.
  • Que a Gallardón le den el Premio Nobel con mención especial Alain Afflelou a la Miopía Galopante Cum Laude, a Rajoy que le den el Príncipe de Asturias de las Artes Sodomizatorias Llueve Mucho Mireushted, a Wert que le den el Globo de Oro para que se lo ate donde mejor  proceda a ver si hay suertecilla y sale volando a lo "UP" pero con turbulencias de las chungas, a Rubalcaba que le den el Goya al mejor Atornillamiento Poltrónico Jurásico, y a los sacrosantos defensores de la clase obrera con cuentas corrientes de marqués, que les den el Grammy al mejor arrimamiento de ascua a sardina con mención honorífica "a mí que me registren". En definitiva, que les den a todos y todas (por la cosa de la paridad)
  • Para los que  sientan sus reales en los sillones de los consejos de administración de eléctricas y afines como pago a los servicios prestados, pedimos una descarga moderada de carísimo y deficitario fluido eléctrico en la parte de los genitales y que tengan que pagar de su bolsillo el recibo de la descarga para que les entre la risa floja un rato. Eso en los tiempos gloriosos de Grecia lo hacía Zeus, que se le daba de miedo la cosa de los rayos y la generación eléctrica en general, y además gratis.
  • Que los sindicaleros profesionales actúen como sindicalistas y no como mercachifles de todo a cien a precio de Louis Vuitton con cargo a subvención  sin mayores explicaciones. Y que a los sindicalistas de verdad, que no son pocos,  les dejen hacer su trabajo si puede ser. Y ya puestos, que no les apliquen a sus propios trabajadores despedidos las leyes laborales de las que, con razón,  tanto reniegan
  • Para la cúpula de la patronal, os pedimos lo mismo que para los del apartado anterior y, a mayores, un poco de decencia y dignidad  antes de abrir la boca, que cada vez que lo hacen sube el pan y baja la Bolsa de Tokio y el Saco de Orihuela. Que se dediquen a crear empleo en lugar de escudarse en esta estafa y lloriquear porque ya no ganan pasta por contenedores. Más que nada porque muchos de ellos nos están prestando a módico interés nuestro propio dinero, y se quedan tan anchos. Como para ciscarse de forma blasfema en el anuncio de Campofrío.
  • A la nobleza en general que se vayan al cuerno o a vivir en las pelis de Disney,  en lugar de que les financiemos sus castillos, palacetes,  fundaciones dedicadas al saqueo del erario público y la venta de humo en general y demás puterío para que encima tengamos que escuchar  por las orejas lo mucho que trabajan o que ellos no saben nada. Efectivamente: "No saben ná". Que digamos...
  • Que se moderen las dosis de llenado de orgullo y satisfacción, que hace años ya que los depósitos rebosan por doquier
  •  Que está muy bien que baje la prima de riesgo y suba la bolsa, pero es que los de abajo como que no nos enteramos gran cosa, oigan. Pudiendo ser, que se note algo en la cuenta corriente para que podamos pagarnos la luz, el gas y demás lujos y oropeles de los que tanto abusamos.


De todo lo demás, habiendo curro, ya nos ocupamos nosotros. Y si no pudiera ser nada de lo anterior, al menos os pedimos que aprovechando que en el viaje de vuelta vais con los camellos y los tractores de las carrozas de vacío os llevéis toda la gandalla posible y la depositéis en alguna zona de Oriente Medio, o abusando de vuestra generosidad, del Lejano. Preferentemente en alguna zona incomunicada por tierra mar y aire no vaya a ser que encuentren el camino de vuelta. Si además la zona en cuestión es conflictiva y con la luz y el agua carísimas, mejor que mejor.


Y como somos muy realistas y sabemos que lo que pedimos está un poco chungo, al menos que nos caigan juguetes y trapos molones, corbatas, Eau de parfum de la buena o al menos Eau de Toilette del Mercadona que también huele bien.  O carbón, si puede ser nacional,  que al menos muchos no pasarían frío.

A ver si os enrolláis un poco con el club de fans, que está algo mustio...