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viernes, 26 de octubre de 2012

Imbéciles y otros objetos cotidianos


En ocasiones veo imbéciles en llamas más allá de Orión sin necesidad de usar telescopio. Lo malo es que en buena lógica y por una cuestión de proximidad, en este planeta  y sus alrededores los imbéciles se aprecian aún mejor a simple vista y llegan a formar verdaderos atascos. Por no comentar que para más escarnio no arden en absoluto-¡Porca miseria!- porque las leyes de la física son imperfectas y la combustión espontánea, al igual que el sentido común, no les afecta ni lo más mínimo.  

Y es que a lo largo de la historia de la humanidad legiones enteras y verdaderas de imbéciles profesionales y vocacionales han poblado el ancho mundo engendrando a su vez a más imbéciles que han ido perfeccionándose genéticamente y multiplicándose de forma geométrica a lo largo de los milenios por culpa de la dichosa evolución.
Porque, amiguitos de la fauna ibérica, los imbéciles son como el vino o la diarrea: con el  tiempo mejoran. 

No me cabe ninguna duda de que cuando los Australopithecus pululaban a lo suyo por África allá en los lejanos tiempos en que los smartphones eran de sílex y Apple aún no había venido a sacar a la humanidad de la miseria moral,  ya campaba a sus anchas entre los sufridos homínidos de la época un nutrido grupo de imbéciles. Toscos y sin pulir, eso sí, pero imbéciles al fin y al cabo.  Probablemente serían seres preeminentes en su comunidad , de esos que cazan el mamut a pellizcos, se comen la piel, tiran lo de dentro y luego se quejan de hambre, de frío,  y de tener pelillos en los dientes.


Y obviamente los imbéciles han proseguido imparables su avance a lo largo de los siglos con numerosos ejemplos en monarquías, algunas de ellas autóctonas,  en la política, o en los medios de comunicación, por poner algunos ejemplos totalmente aleatorios y casuales.

La señora Montero, reposando su regio  Mariló en una silla 
Y para centrar más la tontería, no podían faltar a la cita Mariló Montero y sus disquisiciones filosóficas acerca de la posibilidad de que el alma del donante se transmita en los trasplantes de órganos. Claro, es normal. Como no está demostrado científicamente que no sea así... Pero puede respirar tranquila Mariló, porque tengo entendido que nada más que terminen de formular el axioma de la Santísima Trinidad,  finalicen la secuencia genética del Hombre del Saco y demuestren empíricamente que la Santa Compaña son un señor de bigote de Soria y una octogenaria de Alpedrete con muy mala leche, los científicos ya se van a poner con ello. Tranqui Mariló, que la están peinando.

Y encima va la buena mujer y rectifica defecándola aún más si cabe. Pero lo más inquietante es que a la señora Montero no la echen fulminantemente de TVE a patadas en mitad del mismísimo Mariló. 



Romeva en pleno apretón parlamentario
Claro que, luego está la cosa esta del ínclito eurodiputado Raúl Romeva, que como se conoce que no se había aplicado su ración diaria de electroshock en los testículos y además ese día  no le habían administrado los psicofármacos,  no ha tenido mejor ocurrencia que impulsar, unido como una piña con otros congéneres de alma pura como la suya, una misiva a la Unión Europea, que como todo el mundo sabe no tiene nada mejor que hacer, para que le afeen la conducta a España por fascistas, por malos y por cabrones. Y todo ello porque últimamente se han visto cazas españoles sobrevolando el espacio aéreo catalán y la conclusión lógica es  que andan planeando una intervención militar en Cataluña. Y todo esto sin descojonarse de la risa ni torcer el gesto. Vamos, lo que se dice "impasible el ademán". Que es una cosa que, miren ustedes, tiene mucho mérito.  


El  Richard mingitando fuera del tiesto
Y no podía faltar en la terna de imbéciles semanales el inefable Richard Mourdock, que es un político más o menos igual de imbécil que los de aquí, sólo que en versión USA.  El mérito de este organismo pluricelular, candidato al Senado por el Estado de Indiana,  es soltar por el orificio que posee bajo la nariz que "incluso cuando una vida comienza con la horrible situación de una violación, es algo que Dios quiere que suceda". Fuentes de toda confianza afirman que tras el exabrupto ni siquiera se dignó a tirar de la cadena en un gesto de elemental higiene.   


Arrieritos somos y, si antes no nos trasplantan almas ajenas, nos invaden enemigos imaginarios, o nos viola desconsideradamente un mandingo generosamente armado, en el ya muy deteriorado caminito plagado de imbéciles nos encontraremos. 

Haya salud. 

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