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martes, 28 de junio de 2011

AVE que no vuela, a la cazuela

Los japoneses tienen el tren bala, los franceses el TGV, los rusos tenían el Transiberiano para ir de Moscú a Vladivostok con un par, el Orient Express te permitía ponerte de París a Constantinopla en un plís... Trenes todos ellos míticos y literarios a más no poder.  En España, sin embargo, tenemos el AVE porque nosotros somos así.

El AVE, queridos amigos de la fauna ibérica,  es una cosa que corre mucho, y que sirve entre otras cosas para cobrar jugosas comisiones, para generar jugosos sobrecostes que darán lugar a más comisiones, para generar estupendos boquetes y que se caigan las casas colindantes dando lugar, como no podía ser de otro modo a más jugosas comisiones... En definitiva, mucho jugo y mucha comisión "pa" un pueblo pequeño como el nuestro

Y ¡Ojito! que eso no es todo. Además y por el mismo precio también sirve para que todos los alcaldes de todas las ciudades, villas, Juntas Vecinales y pedanías varias que pueblan esta Celtiberia nuestra reclamen tener una parada del AVE a la puerta misma de la tasca por aquello de estar bien comunicados y subirse a la modernidad más moderna que un moderno empedernido pueda imaginarse absorto en su propia y modernísima modernez.

La cosa es que la línea de AVE que unía Toledo Cuenca y Albacete, abierta el pasado mes de Diciembre, naturalmente  sin ningún tipo de interés electoral como todo el mundo sabe, generaba la pasmosa cantidad media de nueve viajeros diarios y el aún más pasmoso coste de 18.000 euros de curso legal, tambien al dia. Tras meses de estudios y largas cavilaciones, parece que han decidido que lo mismo no sale a cuenta mantener el chiringuito. De hecho están casi seguros de que no.

Con semejantes mimbres salen tales cestos, y por eso uno se hace muchas preguntas, con muchas posibles respuestas. De todos modos, hay una respuesta en particular que viene a ser como la cinta aislante, que es una cosa que sirve para todo: por lo que se ve, estar en el poder vuelve a muchos políticos irremisiblemente imbéciles. Eso lo explicaría todo, o casi.

Es lo que tiene, como se decía antaño, tirar con pólvora del Rey: que pegas tiros a diestro y siniestro sin tiento ninguno, porque como es bien sabido el dinero no es de nadie salvo del viento.

Y teniendo en cuenta que este AVE  no es más que un polluelo en el proceloso gallinero de la idiotez patria, cabe pensar que a lo mejor, quizás, tal vez, podría ser que las cosas se pudieran gestionar un pelín mejor. Sepan ustedes que actualmente, para ahorrar costes en los hospitales públicos te mandan para casita el mismo día en que te operas siempre que las tripas no te rebosen demasiado por el ombligo, que no se te vayan cayendo  los miembros por el pasillo,   o no expulses más de 3 litros de pus por hora. Cumpliendo estos sencillos requisitos se considera que estás como Dios  y te ponen de patitas en la calle. Para ahorrar. Cirugía ambulatoria lo llaman. Y encima Aznar y sus cuates de FAES andan estudiando el tema del copago sanitario, así que vayan atándose los machos y las machas con cuerda bien gorda para ir ganando tiempo.

.-Doctor, tengo pupa aquí
.-¿Y cómo es de gorda la pupa?
.-¡Mucho!
.-Pues no voy  a poder atenderle porque no le queda saldo en la tarjeta sanitaria. Eso sí, si se pasa a contrato con una permanencia de 18 años le pongo una tirita con dibujos de Snoopy y le doy una piruleta.
.-Pero es que estoy en paro y no se yo si me lo podré permitir...
.-¡Estos de prepago siempre sin cobertura!  ¡Que pase el siguiente!

Por la misma regla de tres, si en un cole no hay profesor, pongamos por caso, de inglés, la cosa se resuelve por la vía rápida:

.-A ver Gutiérrez, usted, por afinidad, va a dar la clase de inglés de 2º de la ESO.
.-¡Pero oiga, que yo soy profesor de Aranés clásico!
.-¡No se me ponga tiquismiquis y antipatriota Gutiérrez, que así no vamos a ninguna parte!


 Así "semos" y así nos va. Eso sí, para adecentar las carreteras que ya tenemos o terminar las que están en marcha,  no hay perras.

.-¡Ciudadanos de Roma!
.-¡Ave, César! 
.-¡A partir del primer día del mes de Quintilis podréis ir a 120 por nuestras magníficas calzadas!
.-¡Pero no tenemos denarios ni sestercios para mantener nuestros caballos y cuadrigas! ¡Oh, gran César!
.-¡Qué asco de populacho! ¡Semper jodiendum!. ¡Legionarios, disuelvanme el Foro!

jueves, 16 de junio de 2011

Verano, sobrinos y becarios monovolumétricos.

Ocho en punto de una mañana dominguera del mismísimo mes de agosto. Los primeros rayos de sol implacable se abrían paso a collejas entre la espesa niebla veraniega que añadía a los impertinentes 22º centígrados reinantes  a esas horas una humedad del potocientos por ciento IVA no incluido. Mientras tanto,   Ataúlfo Corrochano, con los ojos aún legañosos, empezaba a arrepentirse de la promesa de llevar a sus cinco sobrinos a la playa. Cinco angelitos de edades comprendidas entre los seis y los diez años, seguiditos como los dedos de una mano,  todos ellos dotados con la  razonable dosis de mala leche que proporciona la necesidad de sobrevivir entre tanta competencia.  Y lo malo era que estaban a punto de llegar para convertir su día en un infierno. Más concretamente, en un infierno muy chungo, de esos donde no hay más vicio ni diversión que jugar al bingo con alubias resecas mientras se ve una y otra vez la misma peli de  "Cine de Barrio". Y todo por ser un bocachancla.

Siempre había pensado que, o bien su hermana y su cuñado desconocían por completo la eficacia de los modernos métodos anticonceptivos, o bien eran una fértil fábrica de nenes cuya producción, invariablemente, iba destinada en su totalidad a llenar la vida y el monovolumen familiar de Ataúlfo como mínimo  una vez al mes. Había comprendido demasiado tarde que la insistencia de su cuñado en que se comprase un monovolumen de siete plazas a pesar de ser soltero y sin hijos conocidos escondía oscuros intereses. También se había hecho consciente de su propia a la par que extrema debilidad mental. - ¡Ataúlfo, píllate un monovolumen como el mío, que por cuatro perras más merece la pena!, le había dicho el infame. Y tragó hasta el fondo cual Mónica Lewinsky en período de prácticas. En el concesionario se referían a Ataúlfo desde aquel día como "El becario monovolumétrico" o "El tontolhaba la fragoneta" . Apodos ambos  tan crueles como merecidos.

Porca miseria!, exclamó mientras  llenaba el maletero con todo el despliegue logístico necesario para la operación playera y pensaba lo bien que estaría si se hubiera comprado un Smart de esos de dos plazas.  Y mientras estaba absorto entre sombrillas, pelotas, cubos, palas,  toallas y neveras repletas de filetes, ensaladilla, tortilla de patata,  y demás viandas de reglamento, un sonoro toque de claxon le anunció que su particular armagedón acababa de llegar. Su cuñado acababa de bajarse de su monovolumen nodriza y se disponía a abrir las puertas del mismo para dar salida al ruedo a los cinco Mihuras como si del chulo de toriles de la mismísima Maestranza se tratara (o tratase). Por un momento creyó entrever en la jeta de su cuñado una fugaz mezcla de sorna, compasión e infinito agradecimiento mientras  volvía a introducirse raudo y veloz en el coche y salía disparado por si Ataúlfo se arrepentía a última hora.

Los cinco energúmenos habían dormido bien a juzgar por el derroche de energía que en cuestión de décimas de segundo se había adueñado de su amado a la par que odiado monovolumen en forma de hordas infantiles que devastaban cuanto encontraban a su paso. En un primer recuento de daños, Ataúlfo había observado que los pequeños hijos de Atila habían tenido tiempo suficiente para poner  la radio del coche a todo volumen con Shakira repartiendo Waka-wakas y "shancaleguas" a brazo abierto,  todos los ceniceros desbordaban  de papeles de chicle y caramelos, una piruleta a medio roer estaba pegada en el techo y los cinturones de seguridad estaban dejando cianóticos a Lolo y Javi que de alguna manera inexplicable habían conseguido reproducir el nudo Gordiano utilizando el cinturón del conductor y el del copiloto. Los muy cabrones.

Ataúlfo trató de poner orden como buenamente pudo entre aquella banda de proyectos de ser humano, y tras  incrustar a cada uno de ellos en su correspondiente silla de seguridad, ajustarles debidamente el cinturón y requisarles un importante alijo de chucherías a cual más pringosa y enguarrante,  se sentó al volante, que por supuesto también estaba pringoso, y puso rumbo hacia la playa pensando que aquellos cuarenta kilómetros iban a ser eternos.

A los tres kilómetros escasos el atasco era monumental. Un ejército de monovolúmenes cargados hasta las trancas de aparejos playeros avanzaba penosamente por los colapsados carriles de la autovía mientras Jorgito decía  a gritos que se hacía pis, y Lolo vomitaba ingentes cantidades de gominolas y cola cao sobre Javi, que a su vez empezaba a sentir arcadas ante la generosidad estomacal de su hermano.  Antoñito se dedicaba a pintarrajear la tapicería de cuero con un rotulador permanente  (Antoñito siempre había sido muy profesional y concienzudo) y  Carlitos  estaba a punto de batir el record Guiness de meterse figuritas de los pitufos por las fosas nasales. Teniendo en cuenta que sólo le faltaba por alojar a Papá Pitufo y al Pitufo Metrosexual, era fácil deducir que el resto de la aldea pitufa se hacinaba como podía en las cavidades nasales del zagal. Médicamente la cosa tenía mala pinta.

Ataúlfo se resignó a su mísera  suerte y respirando hondo pensó en un amplio y maravilloso universo de vasectomías, ligaduras de trompas y anticonceptivos mecánicos, químicos y electrónicos. También decidió subastar el monovolumen en ebay esa misma noche y con el dinero obtenido cambiar de vida, de sexo y de país, dedicarse al transformismo y la copla en general y hacer voto de castidad irreversible por si las moscas.

Muy mal se le tenía que dar...


sábado, 4 de junio de 2011

Cosas, cosicas, pepinos y pepinacos.

Menuda semanita que llevamos. A decir verdad no muy diferente de las otras 51 que tiene el año, pero algo hay que decir. Va la Fräulein ministra de Agricultura y otros menesteres de Alemania, y ante la multitud de afectados por la prima de Zumosol de la E. Coli en la zona de Hamburgo,  se le ocurre una salida de pata de banco buenísima a costa del pepino hispánico y se queda más ancha que alta la zagala (tirando a oblonga, que dirían Les Luthiers).  Es normal. Debe ser que nos tienen calados. Con los pepinos franceses no se hubieran atrevido, porque detrás vendría Monsieur Sarkozy repartiendo Croissants  y baguettes a mano abierta y explicándole a la fräulein ministra las mil y un formas de maniobrar un pepino francés por la "Pomme de terre" de forma perversa y dolorosa sin necesidad de GPS. Para que nos entendamos, que le iba a localizar el punto G, el H y el I  del mismísimo "Kartofell" en cómodos fascículos coleccionables.

Dicen los expertos que la bacteria en cuestión ha ido al gimnasio y le ha dado a los anabolizantes sin tiento ni conocimiento alguno y se transmite de persona a persona y a través de la carne picada. Por la misma regla de tres desde el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino de España (lo que viene siendo el departamento responsable de  la cosa de la contaminación, las cosicas del campo y de la mar procelosa) podrían haber manifestado que la infección proviene de la hamburguesa, que de todos es conocido que está hecha de carne picada de animal o vegetal muerto y se inventó en Hamburgo, lo mismo que la ensaladilla rusa es originaria del mismo centro de Vladivostok. Puestos a razonar... ¡Nos ha jodido Mayo con sus flores y Junio con sus sayos!

Dicen las malas lenguas que el mismísimo Dr. House (Gregory, para los escasos amigos), ha decidido que ya no le va a poner pepino a la tónica "eschegüepes" no sea el demonio que le vaya a dar sarcoidosis, amiloidosis, lupus,  o cualquiera de esas guarradas médicas con las que tiene que lidiar cada día. Bastante tiene el hombre con la bicodina como para buscarse más problemas hortofrutícolas a lo tonto.

La conclusión es clara. Pintamos menos en Europa que un rotulador de los chinos con el tapón mordido.  Y no es que  que sea muy partidario de boicotear al Lidl por su parida de publicar que sus pepinos no son españoles porque los currantes no tienen ninguna culpa, pero un sustillo sí que les daba. La calidad no será cara, pero desde luego la inteligencia y el sentido común son bastante escasos, amiguitos de Lidl España. Vosotros a lo vuestro.

Como tenemos pocos problemas, sólo nos  faltaba la ola de paro que va a sacudir a las cooperativas agrícolas porque un asesor de la ministra alemana le ha sugerido que le eche la culpa al pepino español. Total, ¿Qué más da? Al fin y al cabo somos esos vagos del sur que vivimos gracias a ellos, que nos pasamos la vida de vacaciones y que tenemos que currar más horas y tener menos descansos.

Por lo que a mí respecta, les diría a nuestros vecinos del norte que "Menos samba e mais trabalhar", y que se metan con uno de su talla, porque con nosotros es demasiado fácil. Y a nuestros vecinos dirigentes les diría que se den una vuelta por Bruselas y que suban un poco el listón siempre que  sus problemas sucesorios se lo permitan. Del tema del (pe)pino que le planta la prensa al Rey en su regia barriga ya hablaremos otro día.

Mientras tanto, compañeros de fatigas, pepino tintorro y Rock and Roll que esto son cuatro días y tres de ellos llueve.
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PS: sepan los sufridos lectores que algún usuario (o usuaria, o usuarie, para que nadie se ofenda)  de Facebook haciendo legítimo  uso de su sentido democrático y de su amplia concepción de la libertad de expresión  ha denunciado este blog como inapropiado, ofensivo, o alguna cosa parecida en dicha red social  y por tanto cada vez que intento compartir una entrada, se me informa de la situación invitándome amablemente a que contacte con ellos, cosa que ya he hecho, pero mientras tanto, nada de compartir publicaciones manchadas de incorrección política, o moral, o vete tú a saber.  Quiero manifestar por este medio mi emoción y agradecimiento al ser distinguido con el alto honor de ser censurado. Ya tengo algunas conclusiones que sacar y algo que contarles a mis nietos. Estoy por hacer recordatorios y un álbum de fotos vestido de marinerito que diga en la portada en letras de oro: "Recuerdo de Mi Primera Excomunión"


Mientras tanto, nos seguiremos viendo por aquí (y también por Facebook gracias a unos trajes de camuflaje que me he comprado en el todo a cien informático, pero no se lo digan a nadie, que es un secreto). Por mi parte, muchas gracias a los que me leen, e incluso a los que me censuran, por hacer la vida más plural y más divertida, aunque la verdad es que las críticas me parecen más interesantes en forma de debate, para que todos tengamos las mismas oportunidades. Mucho mejor discutir las cosas amigable y dialécticamente que ir a "chivarse a la profe". Donde va a parar...