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viernes, 26 de noviembre de 2010

Tarjeta roja

Tarjeta roja para el cabrón que maltrata a su mujer,  a sus hijos, a sus empleados... Para el malnacido que se apropia de los símbolos comunes y los pone al servicio de sus intereses personales o partidistas- tanto da lo uno como lo otro. Para quienes se mueven dentro de la corrección política más estúpida  sólo para salir en la foto. Para los que se escudan falsamente en el argumento de los malos tratos para pisarle la cabeza a su pareja. Para los que miran para otro lado cuando delante de sus miserables narices se está produciendo un genocidio y se apoyan  en la prudencia, en el ya veremos y en la amnesia histórica selectiva.

Para los que se aferran al escaño, a la silla,  al triclinium del poder mientras se deleitan a la romana con el racimo de uvas común como si fuera propio. Para los que viven cómodamente en la oposición esperando que la manzana de Newton se rinda a la gravedad  sin aportar nada. Para los que viven el presente a costa de un pasado lleno de lamparones.

Para quienes se apropian de la Historia dándole la vuelta. Para los que creen que términos como libertad, solidaridad u honradez sólo son reales si salen de su boca.  Para los que consideran que fascista es todo aquel que piensa diferente.

Para los que oyen pero no escuchan. Para los que escuchan pero no aprenden. Para los que aprenden a no escuchar. Para los que ignoran que existen términos neutros que sirven para todos (y por tanto, también para todas). Para quienes se empeñan en reventar la historia y sus símbolos, que aún habiendo sido nefastos están ahí como testigos de lo que ocurrió y no debería repetirse.  En definitiva, para los talibanes del pensamiento político y la indigencia moral e intelectual.   Al final va a terminar por resultar cierto aquello de que "la historia se repite".

Lo que sí parece cierto es que la verdad tiene muchas caras.  Tal vez sea mejor así.

1 comentario :

  1. Leído el artículo, y como resultado, añadido a mi blogroll, y comienzo a seguir tu blog. Saludos

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Hola. Escribe lo que en conciencia quieras y pienses. Te agradeceré que no insultes más allá de lo estrictamente necesario ni navegues por las procelosas aguas de la ilegalidad. Gracias por pensar primero y escribir después.

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